China confina otra ciudad de 11 millones de personas para contener un brote de coronavirus

China confinó una ciudad de 11 millones de habitantes en la provincia de Hebei, en el norte, en un esfuerzo por contener el peor brote de coronavirus del país en meses.

Los residentes de Shijiazhuang, una capital provincial cercana a Beijing, tienen prohibido salir de la ciudad, mientras que las principales carreteras fueron bloqueadas, las estaciones de tren y autobús se cerraron y se cancelaron todos los vuelos.

El confinamiento se produce después de que se detectara un total de 117 infecciones por xovid-19, incluidos 67 casos asintomáticos, en Shijiazhuang el miércoles. A nivel nacional, China reportó 123 infecciones locales el miércoles, el número más alto desde finales de octubre.

El jueves, Shijiazhuang identificó otros 66 casos positivos, según la comisión de salud provincial de Hebei.

Desde el 2 de enero, se han reportado un total de 304 casos positivos en Hebei, la mayoría de los cuales se ubicaron en Shijiazhuang, según muestran las cifras oficiales. La ciudad está ubicada a solo 289 kilómetros al suroeste de Beijing, a unas tres horas en coche o una hora en el tren de alta velocidad.

En una conferencia de prensa el jueves, funcionarios municipales anunciaron la prohibición de viajar al exterior para todos los residentes y vehículos de Shijiazhuang, excepto en casos de emergencia.

Dentro de la ciudad, las reuniones están prohibidas, todas las escuelas han suspendido sus actividades y las comunidades residenciales y las aldeas también están cerradas.

Medidas estrictas en China

Las restricciones son algunas de las más estrictas impuestas en China desde que el país contuviera en gran medida la propagación del coronavirus en marzo. Hacen recordar el confinamiento draconiano durante el brote inicial en la ciudad central de Wuhan, donde se detectó por primera vez el coronavirus en diciembre de 2019.

El brote en Shijiazhuang se produce solo unas semanas antes de las vacaciones del Año Nuevo Lunar, el feriado anual más importante de China, que normalmente lleva a millones de personas a viajar para reunirse con su familia.

El año pasado, el gobierno chino selló Wuhan dos días antes del Año Nuevo Lunar, pero millones de personas ya habían abandonado la ciudad, potencialmente llevando el virus consigo a sus lugares de origen en todo el país.

Este año, por temor a que los viajes del Año Nuevo Lunar pudieran acelerar nuevamente la propagación del virus, un número creciente de gobiernos locales ha aconsejado a los residentes que no viajen para las vacaciones. También se ordenó a funcionarios y empleados de las empresas estatales que se quedaran en casa a menos que tuvieran una aprobación especial.

«Modo de guerra»

En Shijiazhuang, las autoridades declararon la semana pasada que la ciudad estaba entrando en un «modo de guerra» para combatir la propagación del virus. Pronto se implementó una campaña de realización de pruebas en toda la ciudad para sus 11 millones de residentes.

Se han desplegado más de 3.000 trabajadores de la salud de otras partes de la provincia para llevar a cabo la masiva campaña de pruebas. Hasta el mediodía del jueves, se han recolectado más de 6 millones de muestras y se han analizado más de 2 millones, dijo el vicealcalde Meng Xianghong en la conferencia de prensa del jueves. Las pruebas identificaron 11 resultados positivos para el coronavirus, según Meng.

El jueves por la noche, dos equipos médicos, cada uno con unos 100 miembros, que llevaban kits de prueba y otros equipos viajaron desde las provincias orientales de Jiangsu y Zhejiang a Shijiazhuang para ayudar en el esfuerzo.

Además, un hospital en la ciudad atenderá a pacientes con covid-19, con tres hospitales más en espera, dijo Meng.

Medidas rápidas y drásticas como pruebas a gran escala, rastreo de contactos y cierres estrictos han definido la respuesta de China a brotes locales esporádicos.

En octubre pasado, la ciudad portuaria oriental de Qingdao hizo pruebas a más de 10 millones de personas en solo cuatro días debido al hallazgo de una docena de casos de transmisión local.

A finales de octubre, la prefectura de Kashgar, en la región occidental de Xinjiang, puso en marcha la realización de pruebas a casi 5 millones de personas e impuso medidas de confinamiento después de que se reportara un solo caso asintomático de coronavirus.

Un potencial eslabón débil

Pero esta vez, algunos expertos en salud pública en China dijeron que el resurgimiento del virus en Shijiazhuang se detectó demasiado tarde y que las áreas rurales son un eslabón débil en la prevención y el control de epidemias.

Feng Zijian, subdirector del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades, dijo a la emisora estatal CCTV que el creciente número de casos sugería que el virus se había estado «propagando silenciosamente durante un tiempo».

El primer caso confirmado se detectó el 2 de enero: una aldeana de 61 años en las afueras de Shijiazhuang. En los días siguientes, la mayoría de los nuevos casos se detectaron en aldeas del mismo distrito.

Lu Hongzhou, codirector del Centro Clínico de Salud Pública de Shanghai en la Universidad de Fudan, dijo al diario Global Times, administrado por el Estado, que el brote de Shijiazhuang muestra que las aldeas son un vínculo vulnerable.

Las investigaciones epidemiológicas realizadas por las autoridades de salud de la ciudad mostraron que muchos pacientes con coronavirus que desarrollaron síntomas habían acudido primero a clínicas locales, que no están equipadas para realizar pruebas de ácido nucleico o darles el tratamiento adecuado, según Global Times.

A medida que el virus se propagaba silenciosamente, los aldeanos continuaron participando en reuniones. Las autoridades sanitarias locales han descubierto que muchas infecciones estaban relacionadas con funerales, bodas y otros encuentros sociales, según el informe.

Reuniones religiosas

Según la publicación estatal Health Times, las reuniones religiosas también podrían haber permitido la propagación del virus.

«Aparte de los banquetes de bodas, algunos aldeanos también realizaron actividades religiosas en casa todos los miércoles, viernes y domingos, o al menos dos veces por semana, en las que participaron decenas de personas, principalmente ancianos», dijo un funcionario local de la aldea del epicentro del brote de Shijiazhuang, según fue citado.

Estas reuniones religiosas en el hogar a menudo operan en un área gris legal separada de las reuniones de la iglesia autorizadas oficialmente. En los últimos años, las autoridades chinas han tomado medidas enérgicas contra las actividades religiosas no autorizadas, cerrando prominentes iglesias clandestinas y encarcelando a pastores.

*Con información de CNN

Archivo CA

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