Viajar en en avión puede convertirse literalmente en un dolor de cabeza. Es que en muchas oportunidades el vuelo puede causar gran incomodidad, sobre todo en la región que comprende la nariz, la garganta y el oído.
“En condiciones normales, la presión de aire dentro de la cabina de los aviones equivale a la que encontramos cuando estamos al aire libre a una altura de 1.500 a 2.500 metros sobre el nivel del mar.
Los cambios de presión entre el exterior y el interior de la cabina pueden causar una sensación de presión dentro de los oídos o en la cara, ya que las cavidades del cráneo, como los senos paranasales y el oído medio, se expanden hasta un 25%”, explica la médica otorrinolaringóloga Stella Maris Cuevas.
Los resfríos, las alergias, las infecciones repetidas y los cuadros de sinusitis pueden generar secreciones y edema (hinchazón) y bloquear el pasaje de aire. Este puede quedar atrapado en el oído medio o en los senos paranasales. Esto se conoce con el nombre de barotitis media (afectación de los oídos) o barosinusitis (baro significa peso y, de allí, presión).
En estos casos, el pasajero experimentará la sensación de oídos tapados o dolor facial, que pueden empeorar durante el ascenso y el descenso del avión, comenta Cuevas, que es experta en olfato y ex presidenta de la Asociación de Otorrinolaringología de la Ciudad de Buenos Aires.
Esas molestias, sostiene la médica, se pueden aliviar con la conocida maniobra de Valsalva (soplar con la nariz y boca tapada) tragar saliva, bostezar o mascar chicles.
En otras ocasiones, las turbulencias que aparecen durante el vuelo pueden causar cierta inestabilidad o mareos. El pasajero puede conocer estas contingencias y tomar precauciones antes de su viaje.
Si lo sufrió en otra oportunidad, puede consultar al especialista, quien indicará la medicación adecuada para tomar antes del vuelo y así lograr que resulte más placentero.
Los bebés también sufren estas molestias. Muchas veces, el llanto es su manera de expresar su malestar. El dolor en los oídos (llamado otodinia) aparece por una alteración en la función de la trompa de Eustaquio, una estructura en forma de tubo que se extiende desde el tímpano hasta la faringe.
Suele estar cerrada y se abre al tragar saliva. Por eso se recomienda que, durante el ascenso y el descenso del avión, se estimule la producción de saliva para aliviar la diferencia de presiones. La mejor manera de lograrlo es mediante el amamantamiento, ya que por el mecanismo de succión se alivia la molestia, otra ventaja más de la lactancia materna.