Anthony Hopkins, de 82 años, decidió poner a la venta la mansión en la que vive desde hace casi dos décadas, en Malibú (California). Su idea esmudarse a una casa más cercana al centro de Los Ángeles.
El protagonista de filmes como El silencio de los inocentes, habría fijado el precio de su inmueble en 11.5 millones de dólares, de lo que se desprende un incremento muy significativo en relación con los 3.8 millones que pagó en el año 2001 cuando adquirió la propiedad.
La casa fue construida en el año 1958 y, tras varias reformas de gran envergadura, ahora cuenta con una piscina climatizada, un spa e incluso amplias terrazas que ofrecen vistas inmejorables del océano Pacífico.
Curiosamente, el inmueble fue uno de los pocos de la zona que no sufrió daños de gravedad durante los devastadores fuegos que afectaron al barrio residencial en 2018.
Anthony Hopkins, originario de Gales, estableció su residencia en Estados Unidos durante la década de los noventa. Época en la que comenzaba su creciente popularidad debido al éxito de su trabajo como actor.
