Álex Saab aún es pieza clave de negociaciones a un año de su extradición a EEUU

Los analistas se preguntan si Álex Saab ha perdido relevancia en el último año en las estrategias geopolíticas de Washington y Caracas. Advierten que ya hay nuevos encargados de los negocios del chavismo tras la detención del empresario colombiano en Cabo Verde.

El empresario colombiano Alex Saab, a quien Caracas identifica como su diplomático, llegó hace un año a Estados Unidos, extraditado desde Cabo Verde por presuntamente liderar una red de corrupción a favor del gobierno de Nicolás Maduro.

El hombre sigue siendo una pieza “clave” para las relaciones entre la Casa Blanca y Miraflores, así como para las negociaciones sobre Venezuela, según los analistas.

Saab llegó a la Florida el 16 de octubre de 2021 esposado y custodiado, en un avión desde África, donde había sido detenido 16 meses antes. El 12 de junio de 2020, las autoridades del aeropuerto de la Isla de Sal lo arrestaron cuando su aeronave se detuvo a ripostar. Según sus abogados, hacía un viaje para acuerdos humanitarios en nombre de Maduro.

Su extradición dinamitó la mesa de negociación instalada en Ciudad de México y facilitada por Noruega para zanjar la prolongada crisis política de Venezuela. El oficialismo lo designó como integrante de su delegación en esas conversaciones, aun estando detenido, y anunció que suspendía su participación en el proceso.

Estados Unidos lo acusa de haber liderado una red de lavado de dinero y sobornos entre 2011 y 2015 a favor del gobierno venezolano, que incluía negocios milmillonarios de construcción de viviendas, explotación energética e importación de alimentos.

Durante su presentación en tribunales de la Florida, un juez aceptó la orden de la fiscalía de desestimar siete de los ochos cargos imputados en su contra. Hoy, enfrenta la acusación de “conspiración para lavar dinero” y podrían condenarlo a un máximo de 20 años de prisión.

Su caso “es un paradigma por sí solo”, debido a lo que ha representado como estandarte para el gobierno de Maduro y su compleja relación con Estados Unidos en los últimos tiempos, valora el politólogo venezolano Leandro Rodríguez Linárez.

“Si bien es cierto que el gobierno de Estados Unidos hizo todo cuanto pudo para finalmente aprehenderlo. Por otro lado, vemos cómo liberan a los sobrinos de Cilia Flores, no solamente acusados, sino atrapados en flagrancia” en delitos de narcotráfico, dijo Linárez.

¿Moneda de cambio?

Hace dos semanas, los gobiernos de Joe Biden y Nicolás Maduro anunciaron el intercambio de siete detenidos estadounidense y dos sobrinos de la primera dama de Venezuela, lo que confirmó las conversaciones directas entre ambos ejecutivos.

Analistas como Rodríguez Linárez consideran que ese canje de ciudadanos apresados por las autoridades de cada país puede abrir la puerta a una negociación por Saab, con una eventual reanudación de la cooperación energética, la restitución democrática en Venezuela y la flexibilización de sanciones económicas como parte de esas conversaciones.

El experto en ciencias políticas da por sentado que la entrada del invierno en Europa y Norteamérica puede ser terreno fértil para nuevos intercambios entre ambos gobiernos.

La invasión de Rusia a Ucrania y sus consecuencias en la economía global y en el suministro energético del bloque europeo sitúan a Venezuela como un potencial proveedor de gas y petróleo en el tablero mundial, como lo han sugerido naciones como Francia.

“La otra pieza posible del canje del régimen chavista pueda ser Alex Saab con miras a flexibilizar las sanciones petroleras para surtir la demanda tanto de Estados Unidos como de Europa. Es un caso sumamente complejo”, apunta Rodríguez Linárez.

Voceros de Estados Unidos han descartado que Saab sea considerado una moneda de cambio en la actualidad. Brian Nichols, subsecretario de Estado de Estados Unidos para el hemisferio occidental, negó que la Casa Blanca vaya a ceder a tal petición del madurismo.

“Eso jamás está sobre la mesa. Pueden solicitar lo que quieran, pero no está sobre la mesa”, expresó Nichols durante una entrevista con la Voz de América, a principios de octubre.

Va perdiendo relevancia

Félix Gerardo Arellano, analista especializado en relaciones internacionales, opina que Saab “fue y podría seguir siendo una pieza muy importante” para Estados Unidos y Venezuela gracias a la información que maneja en cuanto a los negocios millonarios del chavismo.

“Estuvo en el epicentro de negocios muy millonarios que involucran a altas esferas, no solo en Venezuela, sino que tiene implicados en una red de cómplices en otros países. Se movía a escala global. Eso lo hace una pieza clave, a diferencia de los sobrinos, este era un estratega, dirigía operaciones, todas directamente vinculadas con Miraflores”, dice.

Arellano advierte, sin embargo, que ha pasado un año de su detención y subraya que “nadie es imprescindible” en asuntos de gobernanza.

Miraflores, mientras tanto, puede usar a Saab como “excusa” para permanecer alejado de una mesa de negociación sobre la que ya demuestra poco interés, asegura.

“Cualquier excusa es buena: Alex Saab, la mesa, el odio a algún delegado, cualquier cosa es buena para levantarse de la mesa. Saab forma parte de ese abanico de excusas que se pueden manejar. Va perdiendo relevancia geopolítica, estratégica”, insiste.

Rodríguez Linárez considera que la postura de la administración Biden se antoja como “ambivalente” en los últimos meses, con contactos directos con Maduro, canje de detenidos y flexibilización de algunas sanciones energéticas, si bien insiste en respaldar a sus opositores, exigir mejoras democráticas y retomar las negociaciones de México.

“Es flexible para unos casos, para otros no”, observa. El experto estima que la carta del petróleo, Saab y las negociaciones se juegan al mismo tiempo en el tablero binacional.

“En el tema petrolero, hay avances. En el democrático, no. El tema energético parece ser el motor” de las conversaciones entre Washington y Caracas en las últimas horas, advierte. Y, en el medio, señala, está un empresario que aún viste de naranja en una cárcel de la Florida.

Fuente: VOA

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