La quema de pólvora, una peligrosa tradición navideña en Centroamérica

En El Salvador, Guatemala y Honduras el uso de la pólvora es una tradición muy arraigada en las celebraciones navideñas: las familias prenden desde fuegos artificiales que llenan de luz el cielo, hasta pequeñas figuras de pólvora que venden en las esquinas de los barrios.

El 24 y 31 de diciembre es tradición preparar en las entradas de las casas los cohetes, las estrellitas o los morteros que serán explotados cuando el reloj marque la medianoche.

Y es que aparte de ser una tradición de Año Viejo, la venta de pólvora es, además, parte de la subsistencia de algunas familias centroamericanas.

A inicios de diciembre, los vendedores comienzan a armar los tenderetes de lámina y madera en que almacenan los distintos tipos de pólvora, pese a los riesgos de su uso.

En el último mes del año los gobiernos del Triángulo Norte de Centroamérica suelen declararse en alerta debido a los riesgos a la salud que conlleva la quema de pirotecnia. A través de campañas en redes sociales o con leyes que prohíben la venta en algunos lugares, buscan reducir el número de quemados.

En El Salvador, por ejemplo, está permitida la venta de morteros medianos, volcancitos o estrellitas para los niños. No obstante, hay artefactos, como los silbadores o los morteros grandes, que están prohibidos por ley.

Archivo CA

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