Aumenta el acoso escolar tras la pandemia: ¿cómo identificarlo y prevenirlo?

La pandemia del coronavirus no solo ha dejado secuelas físicas y económicas, sino también secuelas emocionales, y los más impactados han sido los niños en edad escolar, aseguran expertos.

Los dos años de cuarentena provocaron que muchos estudiantes tengan ahora serias dificultades

“para entender las reglas de convivencia y resolver conflictos”, explicó la trabajadora social Erica Castro.

La profesional, que también trabaja en una escuela en la ciudad de Berkeley, en San Francisco, dijo que ha visto que la convivencia en niños desde preescolar hasta octavo grado ha cambiado con la pandemia.

“En dos años los seres humanos cambiamos mucho y para los niños, el cambio es más significativo”, afirmó Castro, y asegura no solo han cambiado en cuando a gustos o preferencias, sino también la personalidad.

“Para estos niños que no tuvieron la oportunidad de socializar con otros es prácticamente como volver al principio”, dijo.

antiago (nombre ficticio para proteger su identidad) es de esos chicos que tuvo que volver a empezar y que en ese proceso, se ha sentido acosado.

Cuando se quedó en casa, no estaba seguro de cuál era su orientación sexual, y era conocida como Claudia, pero después de dos años, cambió y decidió volver a la escuela reafirmando su identidad de género como un chico.

Dice que fue un shock para muchos, incluyendo compañeros con los que antes se llevaba muy bien. A las pocas semanas de estar en clases, fue acosado por estos mismos jóvenes en un baño. Desde entonces nunca usa el baño de la escuela por miedo a que el episodio se repita, y su grupo de amigos se ha reducido significativamente.

En varios países latinoamericanos, entre ellos Venezuela, Chile y México, después de la reapertura de las escuelas las autoridades escolares han reportado un aumento en las denuncias de acoso.

Hay cientos de videos circulando en las redes sociales que dan fe de actos de acoso y que se suman a otro tipo de violencia, el ciberacoso.

Los peligros del acoso

La UNESCO advirtió recientemente sobre los potenciales efectos negativos sobre el bienestar y la salud que produce este flagelo en los niños y advierte que “los jóvenes que lo padecen tienen el doble de probabilidades de sentirse solos, de no poder dormir por la noche e incluso de tener pensamientos suicidas”.

De acuerdo con la Superintendencia de Educación de Chile, solo en el primer mes del retorno a clases los casos de maltrato físico y psicológico entre alumnos aumentaron 22 % con relación al nivel previo a la pandemia.

En el país suramericano, autoridades reportaron el pasado 7 de abril cómo un estudiante se disparó en el campus de su escuela en el interior del país luego de denunciar repetidamente acoso escolar.

Mientras que los casos de abuso en Venezuela han llevado a imputaciones de menores de edad por lesiones personales.

¿Cómo prevenir el acoso?

La ONG CECODAP, dedicada a la promoción y defensa de los derechos del niño, alertó sobre el incremento de la violencia en las instituciones educativas y solicitó a organismos competentes velar por las víctimas.

Según Abdel Saraiba, coordinador de la entidad, es importante “establecer alertas tempranas, procesos de acompañamiento y visibilizar”, la problemática, pero sobre todo mantener una “comunicación fluida con los padres”.

Saraiba también reconoció que es importante la denuncia, pero que no se debe “trabajar en una visión punitivista”.

“Muchas veces lo que queremos es que se tomen represalias, que metan presos a los agresores, que se tomen ese tipo de medidas. Cuando se trata de niños adolescentes, lo que debemos buscar es cómo generamos procesos de reflexión de aprendizaje y garantías para que no se repitan”, apuntó.

Castro también coincide con esa visión. Sin embargo, señala que la mayoría de los protocolos que existen sobre el tema son para prevenir el acoso, pero cuando este se da, tanto maestros como cuidadores e instituciones deben reconocer que “ya no aplican las medidas preventivas, sino correctivas”, dependiendo de la edad.

“Cuando ya hay intimidación o hasta daño físico, hay que enviar un mensaje contundente que diga que eso no es aceptable, que no lo vamos a tolerar se pueden eliminar privilegios, debe haber consecuencias lógicas tanto en la escuela como en la casa”, señaló.

¿Víctima o victimario?

Para la investigadora de la Red por los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes de Venezuela, REDHNNA, Angeyeimar Gil, cuando se habla del acoso escolar, la mirada siempre va dirigida hacia la víctima, aunque sea un problema que involucra a más personas.

“Es importante recordar, no como una forma de justificación, pero sí estar atento que los victimarios suelen haber sido víctimas antes, o pueden haber estado inmersos en situaciones de violencia como víctimas. Esto es importante tenerlo presente para atenderlo”.

¿Cómo identificar el acoso?

Según UNICEF, el acoso puede identificarse a través de tres características: intención, repetición y poder.

Un acosador tiene la intención de causar dolor, ya sea a través del daño físico o de palabras o comportamientos hirientes, y lo hace de manera repetida. Los niños tienen más probabilidades de ser víctimas de acoso físico, mientras que las niñas suelen sufrir acoso psicológico.

“Más que un incidente aislado, el acoso es un patrón de comportamiento. Los niños que acosan a otros suelen tener a un estatus social más alto o una posición de poder, como es el caso de niños que son más grandes o fuertes o considerados populares”, afirma el organismo.

El acoso puede darse en persona o en línea.

El ciberacoso suele producirse a través de las redes sociales, mensajes de texto, SMS, mensajería instantánea, correo electrónico o cualquier otra plataforma que utilicen los niños. Dado que los padres no siempre saben lo que hacen sus hijos en esas plataformas, puede resultar difícil identificar cuándo el niño tiene un problema.

Fuente: VOA 

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