Avanzó la democracia en El Salvador a 30 años de los Acuerdos de Paz

Tres décadas después del cese de las hostilidades del conflicto armado de El Salvador con la firma de los Acuerdos de Paz, el 16 de enero de 1992, el país centroamericano conmemora la fecha en medio de grandes confrontaciones entre el Gobierno del presidente Nayib Bukele y diferentes sectores sociales de la población.

Para conmemorar la fecha, organizaciones de la sociedad civil y sindicatos convocaron protestas para mostrar su descontento hacia la actual administración y sus políticas. El Gobierno de Bukele se negó por tercer año consecutivo a reconocer la fecha.

Además, continúa calificando los acuerdos de paz como un “farsa” y “un pacto de corruptos”, de ahí que, con apoyo del Congreso, de mayoría oficialista, derogó un decreto legislativo de 1993 que designaba la fechas como el “Día de la Conmemoración de los Acuerdos de Paz” para renombrarla y dar su propio significado a la fecha.

Ese ambiente polarizado, según analistas, actores políticos, participantes de la firma y organismos sociales consultados, ocurre en medio de un “deterioro democrático” que se ha agudizado en los últimos años, pero que no tiene todas sus raíces en la actual Administración.

Actores y observadores. ¿Qué se logró y que se ha perdido?

Los Acuerdos de Paz firmados entre el gobierno y las fuerzas guerrilleras terminaron 12 años de asesinatos y desapariciones, redefinieron el mandato de las fuerzas armadas, reformaron el Órgano Judicial y reconocieron las graves violaciones a los derechos humanos de la época.

El conflicto dejó 75.000 muertos, 9.000 desaparecidos y 12.000 presos políticos.

La excombatiente y líder política María Marta Valladares, conocida como Nidia Díaz, y el General retirado de la Fuerza Armada Mauricio Vargas fueron partícipes de la firma de la Paz. Ambos coinciden en que hay un retroceso democrático y un “desmantelamiento” de las instituciones públicas creadas tras la firma de la Paz.

“Lo que hay ahora es un retroceso enorme de todo lo que se logró con la firma de la Paz. Los Acuerdos de 1992 fortalecieron el sistema de pesos y contrapesos; le dieron funciones a la Procuraduría de Derechos Humanos, a la Fiscalía, pero si uno ve ahora, la Fiscalía se supedita al Ejecutivo, el Órgano Judicial se supedita al Ejecutivo, el Órgano Legislativo también es controlado por el Ejecutivo”, explicó Díaz, del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), partido que gobernó el país desde el 2009 hasta el 2019.

El Salvador dio un giro radical

A su mapa político en 2019 cuando eligió como presidente a Nayib Bukele, un publicista de 39 años que fue alcalde de la capital salvadoreña bajo el ala izquierdista.

Bukele desbancó a las dos grandes fuerzas políticas que gobernaron el país centroamericano tras la firma de la Paz, y buscó darles a los salvadoreños una propuesta política fresca.

Pero tras haber ganado el Ejecutivo, el mandatario inició una lucha discursiva en contra de la Asamblea –controlada por otros partidos políticos– y del Órgano Judicial que puso freno a varias de las decisiones políticas consideradas autoritarias.

Fue el 1 de mayo, con un Congreso controlado en su mayoría por nuevas ideas, que Bukele logró la destitución de cinco magistrados de la Corte Suprema, incluidos el presidente de la Corte y la Sala de lo Constitucional, así como la del fiscal general. Tras la movida, analistas hablan de un control total de los tres poderes del Estado, los mismos que fueron clave en las negociaciones que pusieron fin a la guerra civil salvadoreña.

“El país necesita retomar el rumbo de la institucionalidad, de la independencia de poderes, de los pesos y contrapesos, del respeto a la pluralidad democrática y sobre todo a las libertades. No puede haber un retroceso de los Acuerdos de Paz de forma tan impune”, añadió la excombatiente y militante del partido FMLN.

Eric Olson, director de Política e Iniciativas Estratégicas de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), señaló que dicha acción representa “un gran peligro” para El Salvador porque no solo debilita a la fiscalía, sino también a la Corte Suprema.

Momentos de desconexión con los Acuerdos

La excombatiente Nidia Díaz asegura que en los 30 años que El Salvador lleva sin guerra, han habido dos momentos que evidencian una desconexión con los Acuerdos de Paz.

Uno fue en 2014, cuando Norman Quijano, candidato a la presidencia por el partido de derecha ARENA llamó públicamente a la Fuerza Armada a rebelarse luego de conocer que los resultados no le favorecieron. El alto mando militar de la época salió al paso enviando un mensaje de tranquilidad a la población.

El segundo ha sido en el mandato de Bukele, el 16 de diciembre de 2020, el presidente salvadoreño dio un discurso donde calificó los acuerdos como una “farsa”.

Meses después, habló de afrontar un “enemigo interno” y pidió a los jóvenes enlistarse en la Fuerza Armada con el propósito de elevarla a 40.000 miembros, pese a que uno de los acuerdos de 1992 fue la reducción del Ejército.

Violencia más allá de la guerra

Masacres como la de El Mozote y lugares aledaños, donde fueron asesinadas al menos 986 personas, entre estos 552 niños, a manos de la Guardia Nacional, son otras de las secuelas sangrientas de la guerra civil salvadoreña. La firma de la Paz permitió que esos cuerpos de seguridad que dependían de la Fuerza Armada fueran sustituidos por la Policía Nacional Civil.

La corrupción, otro actor que entorpece el proceso

El director de Política e Iniciativas Estratégicas de WOLA explicó que luego de la firma de los acuerdos, El Salvador tuvo grandes avances en materia de democracia. Sin embargo, uno de los problemas estructurales que han estancado el proceso es la “corrupción”.

Olson reconoció que en algunos casos de violación a los derechos humanos acaecidas durante la guerra, resultaron, en parte, en una justicia para muchos, pero que las instituciones democráticas y de derechos humanos actualmente están debilitados, lo que considera peligroso.

Fuente: VOA 

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