Coronavirus: el cierre de fronteras y el big data, bajo la mirada crítica del filósofo Byung-Chul Han

El filósofo y ensayista surcoreano Byung-Chul Han, autor de “La sociedad del cansancio”, habló sobre la crisis mundial desatada por la pandemia de coronavirus y comparó el accionar de los países orientales con los occidentales.

En un artículo publicado este domingo en el diario El País de España, el docente de la Universidad de Berlín resaltó que Asia, epicentro del brote, logró controlar mejor el avance del virus en comparación con Europa. Mientras que en países como Hong Kong y Taiwán hay 193 y 108 casos, respectivamente; en Alemania ya superaron los 15.000 infectados y en España los 19.000, alegó el escritor.

A su vez, Byung-Chul Han remarcó que a diferencia de los países europeos, ni Taiwán ni Corea del Sur decretaron la prohibición de salir de casa ni se cerraron los comercios. Mientras tanto, Europa está demostrando que no puede controlar la propagación del virus y la cantidad de contagiados aumenta exponencialmente cada día.

Personal sanitario traslada a un paciente grave positivo de covid-19 en Corea del Sur (Foto: EFE)
Personal sanitario traslada a un paciente grave positivo de covid-19 en Corea del Sur (Foto: EFE)

“Los cierres de fronteras son evidentemente una expresión desesperada de soberanía. Nos sentimos de vuelta en la época de la soberanía. El soberano es quien decide sobre el estado de excepción. Es soberano quien cierra fronteras. Pero eso es una de soberanía en vano, que no sirve de nada“, sentenció el filósofo.

En este marco, resaltó: “Sería de mucha más ayuda cooperar intensamente dentro de la Eurozona que cerrar fronteras a lo loco”.

El también autor de “Loa a la tierra” (Editorial Herder) trató de absurda la medida de cerrar las fronteras siendo que “Europa es precisamente adonde nadie quiere venir (él vive en Berlín)”. Y afirmó que “sería más sensato decretar la prohibición de salidas de europeos, para proteger al mundo de Europa. Después de todo, Europa es en estos momentos el epicentro de la pandemia“.

Ventajas de Asia sobre Europa

Byung-Chul Han resaltó la “mentalidad autoritaria” que tienen los Estados asiáticos como Japón, Corea, China, Hong Kong, Taiwán o Singapur, producto de su tradición cultural. “Las personas son menos renuentes y más obedientes que en Europa. También confían más en el Estado“.

Otro de los puntos en los que hizo hincapié el filósofo es en el control del virus mediante vigilancia digital. “Sospechan que en el big data podría encerrarse un potencial enorme para defenderse de la pandemia. Se podría decir que en Asia las epidemias no las combaten solo los virólogos y epidemiólogos, sino sobre todo también los informáticos y los especialistas en macrodatos. Un cambio de paradigma del que Europa todavía no se ha enterado“, señaló el académico.

Hace días, el escritor israelí Yuval Noah Harari planteó que los controles digitales pueden llevar a que en un futuro, cuando la pandemia pase, las autoridades aprovechen la tecnología para “vender a un político”, conociendo las preferencias de sus ciudadanos. Más allá de estas críticas, el filósofo surcoreano destacó que “los problemas futuros que esto puede traer en relación con la conciencia crítica ante la vigilancia digital es en Asia prácticamente inexistente“.

Y agregó: “Apenas se habla ya de protección de datos, incluso en Estados liberales como Japón y Corea. Nadie se enoja por el frenesí de las autoridades para recopilar datos. Entre tanto China ha introducido un sistema de crédito social inimaginable para los europeos, que permite una valoración o una evaluación exhaustiva de los ciudadanos. Cada ciudadano debe ser evaluado consecuentemente en su conducta social”.

Byung-Chul Han remarcó que en China no hay ningún momento de la vida cotidiana que no esté sometido a observación. “Se controla cada clic, cada compra, cada contacto, cada actividad en las redes sociales”, aseguró el ensayista y detalló el sistema de premios y castigos al que son sometidos los chinos.

“A quien cruza con el semáforo en rojo, a quien tiene trato con críticos del régimen o a quien pone comentarios críticos en las redes sociales le quitan puntos. Entonces la vida puede llegar a ser muy peligrosa. Por el contrario, a quien compra por Internet alimentos sanos o lee periódicos afines al régimen le dan puntos. Quien tiene suficientes puntos obtiene un visado de viaje o créditos baratos”.

Respecto a esta tecnología, el intelectual resalta que ha resultado ser sumamente eficaz para contener la epidemia. “Cuando alguien sale de la estación de Pekín es captado automáticamente por una cámara que mide su temperatura corporal. Si la temperatura es preocupante todas las personas que iban sentadas en el mismo vagón reciben una notificación en sus teléfonos móviles”, remarcó Byung-Chul Han.

A su vez, contó que se están usando drones para controlar las cuarentenas. “Si uno rompe clandestinamente la cuarentena un drone se dirige volando a él y le ordena regresar a su vivienda”, detalló y aseguró que para los europeos esta situación sería distópica.

“Ni en China ni en otros Estados asiáticos como Corea del Sur, Hong Kong, Singapur, Taiwán o Japón existe una conciencia crítica ante la vigilancia digital o el big data. La digitalización directamente los embriaga. Eso obedece también a un motivo cultural. En Asia impera el colectivismo. No hay un individualismo acentuado“, señaló el autor.

En esta línea, Byung-Chul Han destacó que “a causa de la protección de datos no es posible en Europa un combate digital del virus comparable al asiático” y resaltó que “cuando Europa proclama el estado de alarma o cierra fronteras sigue aferrada a viejos modelos de soberanía“.

Un hombre se realiza el test de covid-19 en un puesto sanitario en Corea del Sur (Foto: EFE)
Un hombre se realiza el test de covid-19 en un puesto sanitario en Corea del Sur (Foto: EFE)

Otro ejemplo que brindó el filósofo fue el caso de Taiwán, donde el Estado envía simultáneamente a todos los ciudadanos un SMS para localizar a las personas que han tenido contacto con infectados o para informar acerca de los lugares y edificios donde hubo personas contagiadas. O, en el caso de Corea del Sur, donde mediante la “Corona-app”, todos los lugares donde ha habido infectados están registrados.

“Es prácticamente imposible moverse en espacios públicos sin ser filmado por una cámara de vídeo. Con los datos del teléfono móvil y del material filmado por vídeo se puede crear el perfil de movimiento completo de un infectado. Se publican los movimientos de todos los infectados. Puede suceder que se destapen amoríos secretos.

En las oficinas del ministerio de salud coreano hay unas personas llamadas ‘tracker’ que día y noche no hacen otra cosa que mirar el material filmado por video para completar el perfil del movimiento de los infectados y localizar a las personas que han tenido contacto con ellos”, detalló Byung-Chul Han en relación al control digital en Corea.

Otro dato curioso que destacó el autor es el uso de máscaras protectoras. “En Corea no hay prácticamente nadie que vaya por ahí sin mascarillas respiratorias especiales capaces de filtrar el aire del virus. No son las habituales mascarillas quirúrgicas, sino unas protectoras especiales con filtros, que también llevan los médicos que tratan a los infectados”, detalló el filósofo.

Por el contrario, Byung-Chul Han explicó que “en Europa se dice a menudo que no sirven de mucho”, lo cual consideró un disparate. En esta línea, el filósofo contó que los coreanos ya han desarrollado una “mascarilla para el coronavirus” hecha de nano-filtros que incluso se puede lavar. Se dice que puede proteger a las personas del virus durante un mes.

“En Europa, por el contrario, incluso los médicos tienen que viajar a Rusia para conseguirlas. Macron ha mandado confiscar mascarillas para distribuirlas entre el personal sanitario. Pero lo que recibieron luego fueron mascarillas normales sin filtro con la indicación de que bastarían para proteger del coronavirus, lo cual es una mentira. Europa está fracasando“, sentenció el autor.

Byung-Chul Han aseguró que hoy en los países europeos casi nadie lleva mascarilla. “Tras esto hay una diferencia cultural. En Europa impera un individualismo que trae aparejada la costumbre de llevar la cara descubierta. Los únicos que van enmascarados son los criminales”, destacó.

El filósofo remarcó la idea de “guerra sanitaria” que mencionaron varios líderes del mundo. “A pesar de todo el riesgo, que no se debe minimizar, el pánico que ha desatado la pandemia de coronavirus es desproporcionado”, afirmó.

“Emmanuel Macron habla incluso de guerra y del enemigo invisible que tenemos que derrotar. ¿Nos hallamos ante un regreso del enemigo? La ‘gripe española’ se desencadenó en plena Primera Guerra Mundial. En aquel momento todo el mundo estaba rodeado de enemigos. Nadie habría asociado la epidemia con una guerra o con un enemigo. Pero hoy vivimos en una sociedad totalmente distinta”, reflexionó el ensayista.

Para el autor, “la globalización suprime todos estos umbrales inmunitarios para dar vía libre al capital. Incluso la promiscuidad y la permisividad generalizadas, que hoy se propagan por todos los ámbitos vitales, eliminan la negatividad del desconocido o del enemigo. Los peligros no acechan hoy desde la negatividad del enemigo, sino desde el exceso de positividad, que se expresa como exceso de rendimiento, exceso de producción y exceso de comunicación.

La negatividad del enemigo no tiene cabida en nuestra sociedad ilimitadamente permisiva. La represión a cargo de otros deja paso a la depresión, la explotación por otros deja paso a la autoexplotación voluntaria y a la autooptimización. En la sociedad del rendimiento uno guerrea sobre todo contra sí mismo”.

Cierre de fronteras y confinamiento

Byung-Chul Han critica la conducta de los países occidentales que rápidamente cerraron sus fronteras y les pidieron a sus habitantes que se queden en sus casas. “Llenos de pánico, volvemos a erigir umbrales inmunológicos y a cerrar fronteras. El enemigo ha vuelto. Ya no guerreamos contra nosotros mismos, sino contra el enemigo invisible que viene de fuera.

El pánico desmedido en vista del virus es una reacción inmunitaria social, e incluso global, al nuevo enemigo. La reacción inmunitaria es tan violenta porque hemos vivido durante mucho tiempo en una sociedad sin enemigos, en una sociedad de la positividad, y ahora el virus se percibe como un terror permanente”, analiza.

Una farmacia de Ucrania plastificó sus góndolas para proteger a sus empleados del contagio. En Europa los gobiernos han decretado aislamiento obligatorio y preventivo para sus habitantes (Foto: EFE)
Una farmacia de Ucrania plastificó sus góndolas para proteger a sus empleados del contagio. En Europa los gobiernos han decretado aislamiento obligatorio y preventivo para sus habitantes (Foto: EFE)

Sin embargo, el filósofo destaca que “hay otro motivo para el tremendo pánico” y este tiene que ver con la digitalización. “La digitalización elimina la realidad. La realidad se experimenta gracias a la resistencia que ofrece, y que también puede resultar dolorosa. La digitalización, toda la cultura del ‘me gusta’, suprime la negatividad de la resistencia. Y en la época posfáctica de las fake news y los deepfakes surge una apatía hacia la realidad.

Así pues, aquí es un virus real, y no un virus de ordenador, el que causa una conmoción. La realidad, la resistencia, vuelve a hacerse notar en forma de un virus enemigo. La violenta y exagerada reacción de pánico al virus se explica en función de esta conmoción por la realidad”, reflexiona el pensador surcoreano.

En referencia a la crisis económica global que desató la pandemia, Byung-Chul Han considera que “la reacción pánica de los mercados financieros a la epidemia es además la expresión de aquel pánico que ya es inherente a ellos.

Las convulsiones extremas en la economía mundial hacen que esta sea muy vulnerable. A pesar de la curva constantemente creciente del índice bursátil, la arriesgada política monetaria de los bancos emisores ha generado en los últimos años un pánico reprimido que estaba aguardando al estallido“.

“Lo que se refleja en el pánico del mercado financiero no es tanto el miedo al virus cuanto el miedo a sí mismo”, destaca el autor, y asegura: “El crash se podría haber producido también sin el virus. Quizá el virus solo sea el preludio de un crash mucho mayor”.

Byung-Chul Han cita a Žižek, quien afirma que el virus podría hacer caer el régimen chino. Sin embargo, considera que éste se equivoca. “Nada de eso sucederá. China podrá vender ahora su Estado policial digital como un modelo de éxito contra la pandemia”, vaticinó el autor y aseguró: “Tras la pandemia, el capitalismo continuará aún con más pujanza. Y los turistas seguirán pisoteando el planeta. El virus no puede reemplazar a la razón”.

Finalmente, el filósofo surcoreano resaltó que “el virus nos aísla e individualiza. No genera ningún sentimiento colectivo fuerte. De algún modo, cada uno se preocupa solo de su propia supervivencia. La solidaridad consistente en guardar distancias mutuas no es una solidaridad que permita soñar con una sociedad distinta, más pacífica, más justa”.

En este marco, Byung-Chul Han propuso: “No podemos dejar la revolución en manos del virus. Confiemos en que tras el virus venga una revolución humana. Somos NOSOTROS, PERSONAS dotadas de RAZÓN, quienes tenemos que repensar y restringir radicalmente el capitalismo destructivo, y también nuestra ilimitada y destructiva movilidad, para salvarnos a nosotros, para salvar el clima y nuestro bello planeta”.

Archivo CA

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