Crece el debate sobre la efectividad de las cuarentenas en los cruceros

El número de personas con coronavirus a bordo del crucero en el puerto de Yokohama casi se duplicó, llegando a los 135 enfermos. Ante esta nueva cifra y el evidente peligro de contagio, los miembros de la tripulación claman por ayuda y los expertos discuten si esas 3700 personas deben permanecer en cuarentena a bordo de la nave o ser transportadas a tierra.

“En cualquier momento nos vamos a contagiar”, dice Binay Kumar Sarkar, indio y uno de los 1000 tripulantes a bordo del Diamond Princess. Sarkar posteó un video en Facebook implorándole ayuda al primer ministro Narendra Modi. “Todos se preguntan quien será el próximo”, dijo Sarkar al ser entrevistado telefónicamente.

A diferencia de los pasajeros, los tripulantes no están alojados en camarotes individuales, sino en dormitorios de hasta cuatro ocupantes. También recorren el barco distribuyendo las comidas, lo que multiplica sus intercambios con otros e incrementa sus chances de contagio.

Karey Maniscalco, una agente inmobiliaria de Utah que viaja en el barco junto a su esposo, dice que cuando se supo del salto brusco del número de infectados, las tensiones internas en el barco empezaron a aumentar. La noticia “nos puso bastante nerviosos a todos”, dijo Karey.

El auge de los contagios también desató críticas a Japón por el manejo del brote, que fue rastreado hasta un hombre de Hong Kong que pasó cinco días a bordo del crucero, luego desembarcó, y el 1º de febrero fue diagnosticado con coronavirus. Si bien la cuarentena puede haber sido una estrategia razonable cuando fue impuesta, el 5 de febrero, los expertos dicen que ya no es efectiva, y que tal vez sea contraproducente.

“Para el virus, esto es como un campo de tiro cerrado. No tiene sentido y es casi una crueldad”, dice Amesh Adalja, académico del Centro Johns Hopkins.

La decisión inicial de poner en cuarentena todo el barco fue el intento de lograr un difícil equilibrio entre proteger a Japón de la exposición al virus y salvaguardar a pasajeros y tripulantes. Los infectados fueron retirados del barco e internados en hospitales. Pero los expertos argumentan que el creciente número de contagios a bordo exige medidas urgentes y un nuevo plan de acción.

Los expertos también reconocen que la inédita evolución del brote desafía las soluciones fáciles. Aunque la fuente de nuevos contagios aún se desconoce, los expertos dicen que el virus se trasmite de persona a persona a través de toses y estornudos, pero no creen que puede propagarse a través del sistema de ventilación. También dicen que es probable que muchos de los que ahora están enfermos se hayan contagiado antes de la cuarentena.

Según algunos, un primer paso podría ser empezar a evacuar gradualmente a los pasajeros para evitar que se contagien entre ellos y para ponerlos en cuarentena en hoteles, donde tendrían más espacio.

“El abordaje actual ya no es efectivo ni ético”, dice Tom Inglesby, director del Centro Johns Hopkins de Seguridad Sanitaria. “El riesgo de contagio a bordo del barco parece persistente y ahora estamos exponiendo a personas sanas al contacto con personas infectadas”.

La empresa de cruceros Princess Cruises dice que como la cuarentena es muy reciente, “era esperable que se produjera un aumento de los casos de personas que se contagiaron antes de iniciada la cuarentena. La fecha de finalización de la cuarentena sigue siendo el 18 de febrero”.

El gran número de contagios ha reavivado los reclamos para que todas las personas a bordo sean testeadas en busca del virus. El ministro de Salud japonés, Katsunobu Kato, dijo el lunes que su ministerio estaba evaluando la viabilidad de testear a todas las personas a bordo antes de darles el alta. Más tarde, el secretario de gabinete Yoshihide Suga dijo que dadas las circunstancias, sería “difícil” analizar a todas las personas a bordo, aunque no explicó por qué.

Los pasajeros están confinados en sus camarotes, que tienen una superficie de entre 15 y 33 metros cuadrados. Se les permite salir a cubierta a tomar aire durante breves lapsos, aunque deben mantenerse a distancia unos de otros.

Los tripulantes rasos suelen compartir camarote con dos o tres colegas, comen en comedores de personal y pasan su tiempo libre en instalaciones propias, que incluyen piscina, gimnasio, bar y un centro comunitario.

Peter Rabinowitz, codirector del Metacentro de Preparación para la Pandemia y Seguridad Sanitaria Global de la Universidad George Washington, dice que la tradicional medida de salud pública que indica mantenerse a por lo menos 2 metros de distancia de otra persona para impedir la difusión del virus tal vez sea inviable a bordo del barco, en especial para la tripulación. La distribución de las comidas también plantea un riesgo de contagio.

Michael Mina, infectólogo y epidemiólogo de la Universidad de Harvard, dice que una opción que tiene el gobierno japonés es iniciar una evacuación muy controlada de las personas a bordo. “Es una situación muy complicada, pero si logran desembarcar de manera segura y cuidada a la gente y alojarla en un hotel, creo que sería lo mejor”, dice Mina. “La gran pregunta es quién se va a animar a hacerlo”.

Archivo CA

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