El primer ministro italiano: “El problema no es salir de la crisis, sino hacerlo cuanto antes”

Hola, soy Giuseppe Conte. ¿Le molesto ahora?

Al otro lado del teléfono, a las 14.48 de este domingo, se escucha la voz grave y tranquila del primer ministro italiano, Giuseppe Conte (Volturara Appula, 55 años).

Un político atípico, llegado a la presidencia del Consejo de Ministros de Italia en junio de 2018, que ha crecido enormemente en esta crisis sanitaria y que estos días lidera una batalla contra los países de la UE como Alemania y Holanda menos predispuestos a afrontar de manera conjunta una solución a la crisis del coronavirus.

El primer ministro italiano advierte, en esta entrevista con El País, de que la UE se acerca a un punto de no retorno respecto a la confianza de sus ciudadanos: o actúa ahora, señala, o la perderá definitivamente. Cinco semanas, 10.779 muertos y más de 73.800 contagios diagnosticados después, Italia es el mensaje del futuro más útil para países como España.

Pregunta. ¿Cómo es la situación en este momento en Italia? ¿Está cerca de superarse el peor momento?

Respuesta. Estamos en la fase más aguda. Es difícil hacer previsiones exactas. Los expertos son prudentes todavía, pero es razonable pensar que estamos cerca del pico. El sábado superamos las 10.000 víctimas y eso nos hiere profundamente y debe alertar a la comunidad internacional. Pero al mismo tiempo, también tuvimos ayer el número récord de curados: 1.434. Quiero expresar nuestra cercanía y solidaridad con el Gobierno español y su población.

Es un drama que conocemos muy bien y puedo imaginar las dificultades que atraviesan. Queremos salir cuanto antes de esta crisis para, entre otras cosas, poder ayudar con médicos, respiradores y dispositivos de protección personal a otros países como España.

P. ¿Cuál es, según la experiencia italiana, la fórmula que mejores resultados ha dado?

R. Es difícil pronunciarse, solo puedo decirle los criterios que reivindico: máximo rigor en la reacción, absoluta transparencia con los ciudadanos y medidas graduales según los criterios adecuados y de proporcionalidad. Y, sobre todo, seguir siempre las indicaciones de los mejores científicos, aunque luego se tome la decisión política.

P. ¿Cuándo prevé que terminará el confinamiento en Italia?

R. Hay que razonar en términos de proporcionalidad. Hubiera sido un error introducir un cierre total del país inmediatamente. Además, es imposible asumir un impacto económico de este nivel demasiado prolongado.

Debe hacerse gradualmente. Cuando vimos que el contagio estaba difundido, las medidas de restricción que habíamos tomado en Lombardía fueron asumidas por todo el país. Fue así hasta que entendimos que había que ser más radical e impusimos un cierre de las actividades no esenciales. Pero, insisto, son medidas que deben ser graduales.

P. ¿Este cierre de la actividad productiva puede durar mucho?

R. No, es una medida muy dura económicamente. Es la última que hemos tomado y no puede prolongarse demasiado. Para las escuelas y las universidades, en cambio, se pueden intentar introducir modificaciones. También para los exámenes y evaluaciones de fin de año para que no hagan perder a los estudiantes el año lectivo o el examen universitario.

P. ¿Italia sería favorable a abrir antes de que termine la pandemia?

R. Es prematuro decirlo. Cuando el comité científico diga que la curva empieza a descender podremos estudiar medidas de ralentización. Pero tendrá que ser muy gradual.

P. Europa ha reaccionado de forma tibia ante esta crisis que golpea más duramente a países como Italia o España. ¿Está decepcionado?

R. En este momento en Europa se juega una partida histórica. No es una crisis económica que haya tocado a algunos países menos virtuosos que otros. Aquí no hay una distinción que tenga que ver con sistemas financieros. Esto es una crisis sanitaria que ha terminado explotando en el campo económico y social.

Es un desafío histórico para toda Europa. Y espero de verdad, teniendo un ánimo fuertemente europeísta, que sepa estar a la altura de esta situación. Si no lo lograse… Mire, estamos limitando derechos constitucionales de nuestros ciudadanos y Europa debe reaccionar evitando errores trágicos.

P. España e Italia pidieron enseguida la creación de eurobonos para afrontar la crisis. Pero Alemania y Holanda han bloqueado la propuesta. ¿A qué lo atribuye?

R. Algunos países no se dan cuenta de las fuertes restricciones que esta emergencia producirá en el plano económico. Italia y España son los más expuestos en este momento, pero todos lo estarán. Los números, desgraciadamente, aumentan en todos los países y es una emergencia sanitaria y económica que afecta a toda la UE. Pero además esos países razonan con una mirada vieja, antigua. Una óptica inadecuada para esta crisis.

Esto es un choque simétrico que afecta a todos y es excepcional, como ha subrayado de forma acertada el presidente Pedro Sánchez. Por eso hay que responder con una reacción fuerte y unitaria, que recurra a instrumentos extraordinarios.

P. ¿Qué propone Italia además de los eurobonos?

R. Yo lo he llamado Plan de Recuperación Europea y Reinversión. Un modo de apoyar a toda la economía europea. El problema no es cuándo se saldrá de esta recesión, sino salir lo antes posible. El tiempo es clave, hay una urgencia máxima. No pienso en un instrumento particular, podemos recurrir a una gran variedad.

Pero es el momento de introducir una herramienta de deuda común europea que nos permita vencer lo antes posible esta guerra y relanzar la economía. Ningún país, incluso los que creen que ahora sufren un impacto menor, pueden excluirse de esta grave crisis. Europa debe responder a desafíos globales de mercado. Reaccionar de forma unitaria le permitirá competir mejor.

P. Usted advirtió el otro día de que si la respuesta europea era así de tibia, Italia actuaría por su cuenta. ¿A qué se refería?

R. Italia no pide compartir su deuda pública acumulada. Esa deuda permanecerá a cargo de cada país. Italia estaba teniendo un gran comportamiento hasta ahora, incluso en el frente su deuda pública. El déficit de 2019 debía cerrarse en el 2,2% y logramos hacerlo en un 1,6%. Hemos intervenido en muchos sectores para hacer más eficiente la máquina del Estado y mejorar nuestra capacidad de inversión.

Nadie pide a Europa que se haga cargo de las deudas soberanas, solo que sea capaz de asestar un golpe unitario para salir de este tsunami económico y social. Y quien sienta a Europa en el corazón, debe apoyar esta causa. Si la UE no está a la altura de su vocación y de su papel en esta situación histórica, ¿los ciudadanos tendrán más confianza en ella o la perderán definitivamente?

P. ¿Esta crisis puede dar alas al antieuropeísmo que circulaba fuertemente en países como Italia?

R. El riesgo es evidente. Los instintos nacionalistas, en Italia, pero también en España y en todos lados, serán mucho más fuertes si Europa no está a la altura.

P. ¿Italia considera a España a un aliado clave en este frente común?

R. Tenemos una vieja tradición de relaciones y una plena sintonía. Esta es una ocasión para consolidarlas y hacer todavía más eficaz nuestra acción común. También con el resto de países que han firmado la carta enviada al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. Tenemos que implicarlos a todos en este acercamiento.

La Unión Europea ha dado siempre un paso adelante en estas situaciones, y los gobernantes tenemos la obligación de empujar para evitar la desconfianza de sus ciudadanos.

P. Mucha gente se pregunta ahora si Europa recuperará un espacio social, económico y de fronteras compartido tras esta crisis. ¿Usted qué piensa?

R. Trabajo para ello. Pero mire, el número de desocupados que habrá después de este tsunami, por ejemplo, será muy alto. Debemos poder llevar a cabo una reconstrucción ante este panorama.

P. En el sur de Italia empieza a haber algunos problemas de recursos. ¿Teme que esta crisis termine siendo una bomba social?

R. La razón por la que procedemos gradualmente es porque la emergencia sanitaria ha sido luego una crisis económica. Ahora el aspecto más importante está siendo social y, sobre todo, de orden público. La gente realiza grandes sacrificios, y crece un gran malestar, también psicológico. No están habituados a asumir esas restricciones de circulación y a confinarse en casa. Empezamos a tener un problema también material, muchos ciudadanos carecen de sueldos fijos.

Por eso el domingo aprobamos la distribución de 400 millones y un fondo de 4.600 millones para los Ayuntamientos. El lunes podrán distribuirse bonos para realizar la compra alimentaria de primera necesidad. Hay que intervenir para evitar que la gente, como en un periodo de guerra, tenga dificultades para alimentarse.

P. Un mes después, ¿cambiaría algunas decisiones que tomó al inicio de esta crisis?

R. Llegará el tiempo de interrogarse sobre los errores cometidos y será justo que todo el mundo opine. Pero como decía Alessandro Manzoni, “del senno di poi son piene le fosse” [algo así como las fosas están llenas de profetas del ayer].

Es decir, a posteriori todos tienen la solución. En Italia hay un gran debate público, pero nunca he escuchado una solución alternativa a las que hemos adoptado que haya tenido una base y un apoyo verdadero. Si volviese atrás haría de nuevo todo igual. Ahora es el momento de la acción y la responsabilidad. Luego ya vendrá el de hacer cuentas y las críticas.

Archivo CA

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