Mitos falsos sobre los antibióticos

Los antibióticos son unos medicamentos excesivamente demandados por la población. 

El hecho de que existan muchos mitos falsos sobre los antibióticos hace que la gente los solicite o los use de forma incorrecta. Este abuso de la toma de antibióticos ha provocado una crisis en el abanico terapéutico para tratar las enfermedades bacterianas.

La razón de ello es que estos microorganismos han sido capaces de desarrollar unos mecanismos de resistencia que dificultan el efecto de los antibióticos. Como consecuencia, se han tenido que desarrollar nuevos antibióticos con un mecanismo de acción diferente.

Sin embargo, estas opciones de tratamiento son limitadas, y si no cambiamos la forma en la que se utilizan los antibióticos, podemos arribar a un punto donde ciertas enfermedades se vuelvan intratables. Por ello, es fundamental estar informados sobre estos medicamentos y no creernos todos los mitos que corren entre la población.

Los medicamentos son sustancias químicas peligrosas que no se pueden utilizar sin razón justificada. El consejo médico o farmacéutico es primordial para la toma de los antibióticos. A continuación, explicaremos alguno de los mitos falsos sobre los antibióticos con el fin de aclarar conceptos.

1. ¡Tómate un antibiótico, lo curan todo!

Como decíamos, muchas personas asocian la palabra antibiótico a un medicamento mágico que lo cura absolutamente todo. Obviamente, esto es un mito falso sobre los antibióticos. Los fármacos antibacterianos, como su nombre lo indica, son medicamentos que se utilizan contra bacterias.

Cuando acudimos al médico con una infección bacteriana y nos receta un antibiótico, tendemos a mejorar al cabo de uno o dos días. Por eso se piensa que son muy eficaces para cualquier enfermedad. Lo que seguramente ha pasado, en realidad, es que se recetó un antibiótico porque es una bacteria la que hay que erradicar.

antibióticos

2. Mejor compra el antibiótico caro, no el barato

Este es otro de los mitos falsos sobre los antibióticos que más ha calado en la población. Tendemos a asociar que lo caro es lo de mejor calidad, y en el ámbito sanitario no es así.

Es importante tener claros los conceptos de medicamentos genéricos y fármacos comerciales. Los medicamentos genéricos, en lo único que se diferencian de los que están comercializados bajo una marca, es en el nombre.

Estos medicamentos contienen la misma sustancia química y la misma cantidad que los comerciales. Se realizan estudios para garantizar que sea así, y son estudios muy rigurosos. Por lo que los antibióticos más caros solamente lo son por que están comercializados baja una marca.

Por poner un ejemplo sencillo, es como comprar una pizza igual pero envuelta en dos tipos de envoltorio. Una es cara porque aparece el nombre del fabricante, y otra barata porque no aparece su marca. La pizza es la misma, pero bajo diferente presentación comercial al público.

3. La resistencia a los antibióticos no es un problema para sanos

Cualquier persona, de cualquier edad, en cualquier país, puede contraer una infección bacteriana resistente al tratamiento con antibióticos. Las bacterias que ya han desarrollado un mecanismo de resistencia pueden infectar a cualquier persona, y el tratamiento que antes era efectivo frente a esa enfermedad pierde su eficacia.

Por ello, es muy importante no abusar de este tipo de medicamentos, para no acostumbrar a las bacterias y permitirles que se adapten a los efectos de los antibacterianos. La receta y la prescripción médicas se imponen como requisito para el control del uso de estos fármacos.

antibióticos con receta
Los antibióticos deben adquirirse con recetas, ya que no dejan de ser fármacos con sus correspondientes efectos adversos

4. Utiliza los antibióticos que ya tenías en casa

Hay muchas clases de antibióticos diferentes. Cada uno tiene una serie de indicaciones y pautas de administración. No todos los antibacterianos sirven para cualquier tipo de infección.

Además, cada persona reacciona diferente a este tipo de tratamientos. Por ello, nunca debes utilizar los medicamentos que ya tenías empezados sin una prescripción previa de un médico.

El profesional de salud es el que debe decidir sobre la cantidad y la duración del tratamiento. Además, los fármacos que se pretenden reutilizar pueden estar en mal estado y haber perdido eficacia.

Archivo CA

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