La “anti-Greta”: quién es la adolescente que cobra por cuestionar el cambio climático

Un grupo de expertos escépticos del clima y aliado de Donald Trump cree haber encontrado la respuesta al movimiento global ambientalista cuya cara visible es la joven sueca Greta Thunberg, quien tendrá su propia serie de televisión. La anti-Greta es Naomi Seibt, una alemana de 19 años que, también, es rubia, elocuente y europea.

Según publicó The Washington Post, Seibt está parada en la vereda opuesta de Thunberg. La joven alemana denuncia el “alarmismo climático” y llama a la conciencia climática “una ideología despreciablemente antihumana”. Incluso fue más allá y usó la célebre frase de Greta “¿Cómo te atreves?” para enfrentarse a los principales medios de prensa alemanes.

“Naomi Seibt vs. Greta Thunberg: ¿en quién debemos confiar?” pregunta en un video el Centro Arthur B. Robinson del Instituto Heartland del Clima y Política Ambiental con sede en Chicago, que cuenta el respaldo del presidente de Estados Unidos.

En enero pasado, esta institución contrató a Naomi como el rostro juvenil de su campaña para cuestionar el consenso científico que señala a la actividad humana responsable del peligroso calentamiento global. “Ella es una voz fantástica para los mercados libres y para el realismo climático”, dijo James Taylor, su director.

Seibt debutará con una presentación en territorio estadounidense esta semana cuando participe de la Conferencia de Acción Política Conservadora, o CPAC, una reunión anual de alto perfil en las afueras de Washington.

La enemiga N° 1

Desde que Greta Thunberg lanzó su protesta hace dos años fuera del parlamento sueco a los 15, sus discursos dirigidos a las potencias mundiales se viralizaron y envalentonaron a miles de jóvenes en todo el planeta. En 2019 fue nombrada “Persona del Año” por la revista Time, la más joven en ganar el honor.

“Quiero que entres en pánico”, dijo Greta a los asistentes al Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, en 2019. “Quiero que sientas el miedo que siento todos los días. Y luego quiero que actúes.

En contraste, Naomi sostiene que estas predicciones son exageradas. “No quiero que entres en pánico. Quiero que pienses”, dice la joven alemana en un video del instituto Heartland.

Si bien Seibt dijo que comenzó su activismo político hace unos años para cuestionar las políticas liberales de inmigración de Alemania, admitió que las protestas semanales “Viernes para el Futuro” inspiradas por Thunberg la ayudaron a estimular su oposición al activismo por el cambio climático.

No obstante, la adolescente alemana no discute que las emisiones de gases de efecto invernadero están recalentando el planeta, pero sostiene que muchos científicos y activistas han exagerado su impacto.

“No quiero que la gente deje de creer en el cambio climático provocado por el hombre, para nada”, dijo y agregó: “¿las emisiones de CO2 causadas por el hombre tienen tanto impacto en el clima? Creo que es ridículo creerlo”.

Antifeminismo e xenofobia

Seibt también comulga con el escepticismo de extrema derecha sobre el feminismo y la inmigración, por eso los medios alemanes la describen como una simpatizante de la Alternativa para Alemania (AfD), el mayor partido de oposición en el parlamento, cuyos líderes hablaron de combatir “una invasión de extranjeros”. La joven niega ser miembro de AfD y se describe a sí misma como libertaria, aunque admite haber hablado en un evento reciente de este partido.

El acercamiento de Seibt al centro de estudios Heartland comenzó en noviembre pasado. La institución fue fundada en 1984 y es financiada por donantes anónimos.

Según describe The Washington Post, el personal e investigadores de Heartland disfrutan de un aceitado vínculo con el gobierno de Trump. Uno de sus miembros de mayor antigüedad, William Happer, fue director principal en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca entre septiembre de 2018 y 2019.

Pero, ¿por qué expertos estadounidense querrían involucrarse en la política alemana? Les preocupa que la fuerte postura de Berlín sobre la reducción de gases contaminantes se contagie a otros países, sobre todo, las potencias.

Archivo CA

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