La matanza del shopping de Tailandia, en la voz de testigos ocultos en un baño

Para ellos, el sábado había sido un día ordinario de compras en el moderno mall de Nakhon Ratchasima, una ciudad del noreste de Tailandia. Pero poco después del mediodía todo se convirtió en un infierno. Escondidos en los baños del centro comercial, tiritando de miedo, decenas de despavoridos clientes pudieron observar por fragmentos de video la peor matanza que recuerde la historia de Tailandia.

El asesino fue identificado como Jakrapanth Thomma, un suboficial alterno del Ejército de 32 años que, al parecer, inició la carnicería por un “problema personal” por la venta de una casa aunque se desconocen todavía los motivos, según dijeron los voceros policiales.

Llanto. Un día después de la masacre del shopping de Tailandia, los familiares de las víctimas fueron recibidos por la policía Nakhon Ratchasima (EFE).

Llanto. Un día después de la masacre del shopping de Tailandia, los familiares de las víctimas fueron recibidos por la policía Nakhon Ratchasima (EFE).

El ataque se inició el sábado cuando Thomma robó armas de un destacamento militar cercano, donde asesinó a sus tres primeras víctimas, y luego con un vehículo robado fue al centro comercial muy concurrido de Nakhon Ratchasima.

Allí empezó a matar a mansalva a todo el que se le cruzara en el camino. Fue entonces cuando varios clientes huyeron hacia los baños principales del centro, desde donde siguieron atemorizados el periplo macabro del asesino gracias a extractos de las cámaras de seguridad que recibían en sus teléfonos móviles. El atacante transmitió partes de su masacre en su cuenta de Facebook. Y eso les dio información a los atemorizados clientes atrincherados en el baño acerca de cuál era el derrotero interno del homicida.

Mapa de Tailandia localizando la ciudad de Nakhon Ratchasima, donde ocurrió la masacre en el centro comercial (AFP).

Mapa de Tailandia localizando la ciudad de Nakhon Ratchasima, donde ocurrió la masacre en el centro comercial (AFP).

Tras haberse encerrrado en los baños del cuarto piso con su esposa y su hija de tres años, Chanathip Somsakul, un profesor de música de 33 años, se mantuvo pegado a su celular.

“Un amigo, empleado en el centro comercial, estaba en contacto con alguien de la sala de vigilancia y tenía acceso a las imágenes de las cámaras de seguridad […] Nos dio informaciones sobre el lugar en el que se encontraba el agresor”, contó más tarde Chanathip a la AFP.

La información, compartida a través de los servicios de mensajería Line y Whatsapp, quizá salvó su vida y la de las 20 ó 30 personas que también se habían refugiado en los baños. “Todo el mundo estaba aterrorizado y desamparado. Había tanta información circulando que la gente ya no sabía qué creer”, explicó Chanathip.

Escenario. El acceso al centro comercial Terminal 21 de Nakhon Ratchasima, Tailandia, donde un militar mató a 28 personas antes de ser abatido por la policía (EFE).

Escenario. El acceso al centro comercial Terminal 21 de Nakhon Ratchasima, Tailandia, donde un militar mató a 28 personas antes de ser abatido por la policía (EFE).

Chanathip, que acababa de dar una clase de música, estaba a la mesa de un restaurante con su familia en ese centro comercial, cuando de repente empezaron los disparos. Como los demás, se precipitaron hacia los baños, donde se enclaustraron, bloqueando la entrada. Allí estuvieron encerrados durante una espera interminable que duró varias horas.

El atacante, armado con una ametralladora M60, un fusil de asalto y munición que había robado en el cuartel militar, disparaba a todos lados. La tensión aumentó aún más cuando alguien empezó a golpear la puerta del baño. “Creía que podía ser el agresor. Una mujer preguntó ‘¿quién es?’, pero no hubo respuesta. Ella quería abrir la puerta pero entre todos la convencimos de que no lo hiciera”, recuerda Chanathip.

La pesadilla iniciada el sábado duró quince horas y concluyó este domingo con el macabro saldo de 29 muertos, entre ellos el agresor, que fue abatido por la policía tras acorralarlo en los altos del edificio. Entre los muertos -la mayoría civiles- se encuentra un niño de 13 años.

A las 21 (hora local), la policía les permitió salir del lugar y lo hicieron inmediatamente. Pero cuando estaban llegando al estacionamiento, volvieron a oír disparos, y se pusieron a correr. En un video, que fue suprimido, el asesino Jakrapanth Thomma, con casco del Ejército, filma desde un todoterreno y comenta: “Estoy cansado (…) ya no puedo presionar el dedo”, mientras imita la forma de un gatillo con la mano.

Un gran número de personas, que se habían quedado atrapadas en el centro comercial, se escondieron bajo las mesas de los restaurantes o en los almacenes. “Tenía mucho miedo, porque el lugar en el que nos quedamos atrapados estaba justo encima del lugar en el que el agresor retenía a unos rehenes”, contó Aldrin Balquing, un filipino.

La noche del domingo cientos de personas se congregaron frente al centro comercial con velas en homenaje a las víctimas, mientras monjes budistas entonaban salmos.

Fuentes: agencias AFP, AP y ANSA

Archivo CA

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