Persistentes sequías forman desiertos en amplias regiones del continente americano

Los observatorios de lluvias muestran alarmados las franjas en rojo donde las sequías toman cada vez fuerza “dramática” en regiones de Latinoamérica. Estudios advierten que las lluvias esporádicas no logran la recuperación de los mantos acuíferos.

Las sequías prolongadas acompañadas de incendios, que los expertos señalan en los mapas en colores rojo, naranja y granate para acentuar las zonas más críticas, han tocado récords en 2022 en el continente americano.

Los números evidencian la grave situación del tema hídrico, según un estudio del Observatorio Global de la Sequía, que realizó un análisis comparativo entre 1980 y el 2020.

El reporte visibiliza cómo las cantidades promedio de precipitaciones han ido a la baja en la última década, con reducciones de entre un 30 y un 90% en zonas como el este de Brasil, la costa de Venezuela y partes de Chile, Ecuador, Perú y Argentina.

En Chile, por ejemplo, la sequía es tal que ha encendido las alarmas y abierto las discusiones sobre los planes de contingencia para hacer frente a la situación y cómo esta impactaría la subsistencia y las industrias agrícola y la cría de peces en la nación suramericana.

Al debate de por qué disminuyen las lluvias aportó un estudio de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), que en julio pasado indicó que los glaciares de Los Andes han perdido entre un 30 y un 50% de hielo desde la década de 1980. Esta es vista como una de las causas de las sequías.

“[En Chile existe] una megasequía que se prolonga ya por 13 años, con ciertas ventanas de lluvia”, explicó a la prensa Gabriel Mancilla, director del Centro del Agua para Zonas Áridas y Semiáridas de América Latina (CAZALAC).

El titular de este centro de referencia estima que la mayor afectación ocurre por la intensidad del fenémeno. “Los impactos son cada vez más intensos, principalmente por la mayor demanda de agua (…) Nosotros hemos hecho algunos cálculos, según los cuales, si logramos una eficiencia de riego de un 90 %, podríamos reducir en un porcentaje muy importante los déficits de agua, en un 80%, por lo menos en Chile”.

El corredor seco y el agua que corre

Si en el norte y el sur se evidencian los problemas con la falta de lluvias y la desertificación, la vertiente del Pacífico en Centroamérica también tiene problemas que se agudizan en el denominado Corredor seco centroamericano, una franja de vulnerabilidad que se extiende desde el norte de Nicaragua, atraviesa parte de Honduras y El Salvador y se profundiza en Guatemala.

Guatemala ha experimentado la mayor gravedad con regiones donde los ciclos de lluvia se han trastocado, tanto en frecuencia como en intensidad. El informe “Sequía en números 2022, restauración para la preparación y la resiliencia”, publicado en junio por el Día mundial de lucha contra la desertificación y la sequía, realizado por la Organización de Naciones Unidas (ONU), detalla los impactos en la región.

Fuente: VOA

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