¿Qué país recibirá el próximo presidente de Honduras?

A pesar de que hay 13 candidatos para el sillón presidencial, las encuestas colocan sólo a dos con las mayores opciones de ganar: Nasry Asfura, alcalde de Tegucigalpa y contendiente por el PNH, y la exprimera dama Xiomara Castro, del izquierdista Partido Libertad y Refundación Libr.

A continuación, seis temas que enfrentará el ganador de la contienda una vez que asuma el cargo a fines de enero de 2022.

El lastre de la corrupción

Incluso en los momentos más álgidos de la pandemia del coronavirus, la corrupción continuó siendo el principal problema para la mayoría de los casi 10 millones de hondureños, según una encuesta de CID Gallup publicada en septiembre.

Y es que, desde enero de 2018, cuando el presidente Juan Orlando Hernández asumió su segundo mandato consecutivo en medio de denuncias de fraude, el combate contra la corrupción en el país ha ido en franco retroceso, coinciden expertos.

El Congreso, dominado por el oficialista PNH, aprobó una serie de medidas que dificultan la investigación de delitos de cuello blanco. Tampoco renovó las funciones de la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad (MACCIH) -secundada por la OEA-, que tenía en la mira al mandatario, su círculo cercano y decenas de funcionarios públicos.

En 2020, Honduras ocupó el puesto 157 de 180 países, según el ránking de percepción de corrupción de Amnistía internacional. La nación ha ido cayendo en la lista en los últimos años y, desde 2014, cuando Hernández asumió la presidencia por primera vez, retrocedió 31 puestos.

El próximo gobierno tendrá un fuerte motivo para combatir la corrupción

Toda vez que Estados Unidos -su mayor socio comercial- está condicionando una ayuda de 4,000 millones de dólares para Honduras y otros países centroamericanos a la lucha contra este flagelo.

A pesar de que Castro ha prometido integrar una comisión internacional anticorrupción con el apoyo de la ONU, analistas y congresistas en Washington se muestran escépticos sobre un cambio verdadero argumentando que la corrupción está profundamente arraigada en Honduras.

De hecho, los tres principales candidatos presidenciales -o sus allegados- han sido señalados por corrupción.

Economía precaria

En el último lustro, la economía de Honduras ralentizó su crecimiento, lastrada por la inseguridad y la corrupción. En 2020, el Producto Interno Bruto (PIB) del segundo país más poblado de Centroamérica cayó un 9% por los efectos de la pandemia y de dos potentes huracanes que golpearon la zona.

Las proyecciones del Banco Mundial sugieren que la proporción de personas que viven por debajo de la línea de pobreza de 5,5 dólares al día habría aumentado al 55% en 2020, esto es, más de 700.000 nuevos pobres.

Además, de 2019 a 2020, la tasa de desempleo casi se duplicó al legar al 10,9% y la de subempleo pasó del 60,6% al 70,7%. En septiembre de 2021, unos 3,3 millones de hondureños -un tercio del país- enfrentaban inseguridad alimentaria aguda.

Por si fuera poco, el país tiene una de las tasas de cobertura de la vacuna contra el COVID-19 más bajas de América Latina

Apenas el 39% de sus 9,5 millones de habitantes tienen el esquema completo, según cifras oficiales. Ello hace temer a epidemiólogos que un rebrote podría obligar a las autoridades a imponer restricciones que frenen la recuperación económica.

Quien triunfe el domingo recibirá un país con más de 15,000 millones de dólares en deuda pública, que representa un 57% del PIB. De ese total, unos 8,172 millones de dólares corresponden a deuda externa.

Castro, candidata del partido izquierdista Libre, ha propuesto “readecuar” y “auditar” la deuda, mientras que la política de Asfura podría implicar una mayor colaboración con el Fondo Monetario Internacional (FMI), con el que el país tiene un acuerdo y una línea de crédito.

Archivo CA

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