El ABC del coronavirus, desde uno de los países que mejor lo contuvo

Ante tanta información cruzada, fake news y desesperación, la voz de uno de los principales expertos del mundo en el combate al coronavirus puede aportar claridad para encarar la dura etapa que viene. 

Kim Woo-Joo es el especialista en enfermedades infecciosas más importante de Corea del Sur. Por eso, su llamado a cuidar la salud física y mental de los médicos que actúan en el mundo y su panorama actualizado sobre las acciones encaradas para frenar los contagios se vuelven claves.

“Somos como soldados en un campo de batalla luchando contra el virus, estamos en guerra. Lo que más necesitamos los médicos ahora mismo es descansar, pero no podemos“, explica el investigador de la Universidad de Corea del Sur, en una entrevista con Asian Boss.

Woo-Joo es una voz autorizada: realizó trabajos de campo, desde 1990, en múltiples enfermedades infecciosas: tuberculosis, SIDA, varicela, SARS, gripe porcina, ébola y MERS. Y ahora está abocado día y noche a estudiar esta nueva pandemia, que define como “la más complicada de todas”.

Kim Woo-Joo se dedica a enfermedades infecciosas hace 30 años. (Foto: Youtube de Asian Boss)
Kim Woo-Joo se dedica a enfermedades infecciosas hace 30 años. (Foto: Youtube de Asian Boss)

De dónde viene el COVID-19

En diciembre de 2019, en la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei, en China, una neumonía de causa desconocida provocó algunas muertes. El Gobierno chino informó sobre este problema a la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 31 de diciembre.

“El virus conocido como SARS-CoV-2, que causó el COVID-19, saltó de un murciélago a un portador intermedio, un pangolín o una serpiente y de ahí a un humano, resultando en una neumonía grave. Es una amenaza muy seria en este momento”, explica Woo-Joo.

Sus formas de transmisión

Hay tres maneras principales de contraerlo. El especialista las detalla así: una vez que el virus infecta el sistema respiratorio, los síntomas principales son fiebre, tos y dificultades para respirar. Por lo tanto, cuando tosemos o estornudamos producimos gotículas, que tienen que ser más grandes que cinco micrómetros.

Estas gotículas contienen muchos virus. Al toser o estornudar, las partículas salen “como un arco iris” y caen a uno o dos metros de distancia. En ese momento el virus puede infectar al que está cerca por la nariz, la boca o los ojos, a través de la membrana mucosa. Esta es la forma de infección más común.

La segunda sucede cuando una persona estornuda y se limpia la secreción nasal, o sea pasa su mano por la nariz, a veces, de manera inconsciente. Y es ahí cuando el virus, al estrechar esa mano con la de otra persona, se transmite por contacto directo.

La tercera se da cuando esas partículas expulsadas llegan a superficies cercanas como mesas, picaportes o teclados. “El virus puede sobrevivir en cualquier sitio durante unas horas, hasta más de tres o cuatro días”, sostiene.

Dependerá mucho de la temperatura y la humedad. Sobre el papel, quizás, un día. Sobre la ropa no puede sobrevivir tanto tiempo. Pero ojo, porque, por ejemplo, en el invierno de Corea, que hay temperaturas que oscilan entre 5 y 10 grados con 30 por ciento de humedad, el virus puede sobrevivir por mucho tiempo.

Es fundamental evitar tocarse la cara y lavarse frecuentemente las manos con agua y con jabón. (Foto: EFE / Juan Ignacio Roncoroni)
Es fundamental evitar tocarse la cara y lavarse frecuentemente las manos con agua y con jabón. (Foto: EFE / Juan Ignacio Roncoroni)

Transmisión aérea

Normalmente, el contagio en el día a día se da por transferencia de gotículas por contacto directo e indirecto. Dicho esto, el investigador de Corea asegura que, en determinadas circunstancias, existe el contagio a través del aire.

Recientemente cientos de personas de un grupo religioso fueron infectadas en Corea. La iglesia estaba en la décima planta de un edificio, dentro de un espacio cerrado y con sus ventanas también cerradas por el frío del invierno.

La situación contradecía completamente todas las recomendaciones que se hacen sobre cómo prevenir el contagio. Todas las personas presentes se encontraban juntas, con poca distancia entre sí, rezando y cantando durante horas.

“Imaginate el número de gotículas que pudo producir un infectado ahí. Todos expulsamos algunas, incluso cuando hablamos normalmente, pero al estar cantando y gritando produjeron muchas más”, asegura Woo-Joo.

Y continúa: “Cuando la gente está gritando la gravedad no empuja toda la saliva hacia abajo, lo que significa que las gotículas no caen a uno o dos metros de distancia. Esto es porque el aire fluye lateramente, viajan más y se secan en el proceso”.

Nuestro equipo de investigadores confirmó que alrededor del 30 por ciento de los que fueron infectados por COVID-19 no pueden oler ni saborear.

El tamaño de la gotículas se reduce a menos de cinco micrómetros y se convierte en aerosol. Como son ligeros, la gravedad no los afecta mucho y pueden saltar más lejos que dos metros. “Así es como una persona que está a varios metros de distancia puede infectarse“.

Por eso los lugares de concentración cerrados, con aglomeraciones de gente que está gritando o comiendo, son un riesgo. En cambio, en sitios normales como parques o senderos es poco probable que haya transmisión aérea.

Asintomáticos

Este es un tema que está empezando a generar temor y preocupación en las distintas ciudades. Una de ellas es China, que está comenzando a reactivar su circulación interna por tener controlada la situación, pero, sin embargo, tienen miedo que por estos portadores se pueda reavivar el brote.

“En promedio, es de un dos a un tres por ciento, en el caso de países con una gran población envejecida, como Italia, la tasa de mortalidad es muy alta, va entre un ocho y nueve por ciento”, indica Woo-Joo.

En Corea realizan muchas pruebas (15 mil diarias), por lo tanto, en general, tienen un mejor entendimiento del alcance de infección comparado con otros países. De los diez mil confirmados, al rededor del 20 por ciento son asintomáticos. “Eso es lo complicado, porque un paciente asintomático puede propagar el virus”, reflexiona el investigador coreano.

Los pacientes que están infectados pero que no desarrollan síntomas son un gran temor para los especialistas. (Foto: AP / Emilio Morenatti)
Los pacientes que están infectados pero que no desarrollan síntomas son un gran temor para los especialistas. (Foto: AP / Emilio Morenatti)

Tasa de mortalidad

En este punto, el especialista explica que varía según el país. Aunque se trata del mismo virus, cada nación tiene diferentes protocolos de cuarentena, diferentes niveles de sofisticación de asistencia médica, y diferentes características demográficas.

“En promedio, es de un dos a un tres por ciento, en el caso de países con una gran población envejecida, como Italia, la tasa es muy alta, va entre un ocho y nueve por ciento”, indica Woo-Joo.

Letalidad en mayores de edad

El 90 por ciento de los fallecidos en el país asiático tiene más de 60 años. “Al ser un nuevo virus, el COVID-19 no tiene vacuna y no puede ser tratado, lo único que puede luchar contra él es tu propio sistema inmunológico”, explica.

En esta línea detalla que desde los adolescentes hasta los que tienen cuarenta, podrían solo tener síntomas similares a los de un resfriado leve durante una o dos semanas y luego recuperarse. Pero en aquellos que tienen 60 o más, su sistema inmunológico no es el mismo.

“A esto se le llama inmunosenescencia, desde los 60 se nota, pero, sobre todo, si tienen más de 80. Como un paciente con cáncer, a efectos de comparación, su sistema inmunológico empieza a deteriorarse rápidamente”, describe el especialista en enfermedades infecciosas.

Por eso, si se infectan las personas que tienen de 70 a 80 para arriba, el virus es demasiado fuerte para ellos y no pueden luchar contra él. Como el COVID-19 puede causar neumonía, o inflamación en todo el cuerpo, “el virus puede dejar a las personas mayores en estado crítico y aumentar las posibilidades de morir”.

Además, aquellos que tienen enfermedades crónicas también pertenecen a un grupo de riesgo, incluso, si tienen menos de 60, explica el especialista, y enumera: aquellos que tienen problemas cardiovasculares, enfermedad crónica pulmonar, diabetes o, también, los fumadores. Y la gente que toma medicamentos inmunosupresores como esteroides o fármacos anticancerosos, agrega.

Volver a contagiarse

Normalmente, cuando nos enfermamos se tardan unas dos semanas para que nuestro cuerpo desarrolle anticuerpos y después no nos volvemos a enfermar del mismo virus. Pero, curiosamente, no es algo que sucede con el COVID-19.

“Una persona puede volver a infectarse después de recuperarse, eso es lo que da miedo. Hay tanto que no sabemos todavía”, afirma Woo-Joo.

Y cuenta que tuvieron casos de pacientes confirmados que se recuperaron, fueron dados de alta, pero después de cinco a siete días empezaron a tener los síntomas otra vez: “Estamos viendo estos casos de reactivación”.

Quiénes deberían hacerse el test

En primer lugar, los que tienen fiebre, dolor de garganta, tos y dificultades para respirar. Incluso, según considera el especialista, si están experimentando fatiga, pérdida del apetito o dolores leves.

“Nuestro equipo de investigadores confirmó que alrededor del 30 por ciento de los que fueron infectados por COVID-19 no pueden oler ni saborear. Básicamente pierden el sentido del olfato y del gusto, y eso puede durar entre 5 y 10 días. Un síntoma un poco único”, reflexiona.

Archivo CA

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