Protestas no paran en el Perú y se tornan cada vez más violentas.

Los manifestantes exigen la renuncia de Dina Boluarte, quien al ser vicepresidenta de Castillo lo reemplazó en el cargo; también piden la convocatoria inmediata a elecciones, el cierre del Congreso, una Asamblea Constituyente y la liberación del exmandatario.

En un mensaje televisado la noche del pasado viernes, la presidenta Boluarte aseguró que no renunciará, pidió perdón por las muertes en las protestas e hizo un llamado a que se rechace la violencia.

Además, culpó a sectores extremistas que, aseguró, buscan generar el desorden y el caos con claros intereses subalternos de destruir la institucionalidad y la democracia para pretender ganar en río revuelto.

Las protestas se han concentrado en el sur del país, sobre todo en las regiones andinas de Puno, Ayacucho, Apurímac y Cusco, que tienen elevadas tasas de pobreza, según cifras oficiales.

Son regiones que históricamente han reclamado mayor presencia del Estado y donde gran parte de sus habitantes no cuenta con acceso a servicios básicos, lo que contrasta con la riqueza de su subsuelo, que atrae a gigantes de la minería. Perú es un importante productor mundial de cobre, plata, oro y estaño.

Como parte de las medidas para tratar de desarticular las protestas, Perú prohibió la entrada al país del expresidente boliviano Evo Morales y ocho personas de su entorno considerados operadores políticos.

Fuente: VOA

Archivo CA

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