¿Cómo funciona la cafeína en el cerebro?

Casi todos conocemos los efectos básicos de la cafeína en el cerebro: nos genera más atención y nos revitaliza. Por eso mismo es tan habitual que el café sea la primera bebida que tomamos en la mañana, ya que nos ayuda a terminar de despertarnos para la jornada diaria.

Lo cierto es que la acción de la cafeína en el cerebro no se limita a incrementar nuestro estado de atención, sino que va mucho más allá. Los expertos están de acuerdo en que tomar café en cantidades moderadas es una práctica saludable. Se estima que hasta el 80% de los adultos en el mundo tomamos café.

Sin embargo, cuando el café se consume en volúmenes muy elevados origina diversos problemas. Así mismo, otro de los efectos de la cafeína en el cerebro es el de generar dependencia, por lo que dejar de tomarlo da origen al síndrome de abstinencia. Veamos más en detalle el tema.

La cafeína en el cerebro

Como se sabe, el ingrediente activo del café es la cafeína, y esta es una sustancia psicoactiva. De hecho, es el psicoactivo más utilizado en todo el mundo. Pertenece a la familia de los alcaloides, de la cual también forman parte drogas como la morfina, la nicotina o la cocaína.

La acción de la cafeína en el cerebro es muy potente. Desde el punto de vista neurobiológico, modifica el estado de conciencia, activando o incrementando el nivel de alerta. También afecta los procesos cognitivos y tiene efectos psicológicos sobre el estado de ánimo.

Esto se debe a que la cafeína es capaz de modificar la acción de los neurotransmisores en el cerebro. Adicionalmente, el café y la cafeína también ejercen influencia sobre otro importante número de procesos en nuestro organismo, tales como la digestión, el metabolismo y la visión.

Mujer tomando café

Cafeína, adenosina y adrenalina

Desde que nos despertamos, y a lo largo del día, nuestro organismo produce de manera natural una sustancia llamada adenosina. Esta es la responsable de la sensación de cansancio y lleva a que en la noche sintamos sueño. Si tomamos café, este proceso puede alterarse.

La cafeína es antagonista de la adenosina, lo cual, dicho de una manera sencilla, significa que una bloquea la acción de la otra. El resultado es que no sentimos sueño o no lo sentimos en la intensidad adecuada. De otro lado, esa interacción entre cafeína y adenosina lleva a que la pituitaria libere hormonas que estimularán a las glándulas suprarrenales para que produzcan adrenalina.

Al tener cafeína en el cerebro, con la adenosina básicamente bloqueada y mayor producción de adrenalina, es como si le lanzáramos un mensaje de alerta al organismo. Esto lleva a que se incremente el ritmo cardíaco y haya más bombeo de sangre, así como una respiración más agitada.

Todo ello en conjunto nos hace sentir más ansiedad e irritabilidad. Otro efecto adicional es que la cafeína impide que se reabsorba la dopamina, un neurotransmisor que también afecta nuestro proceso de fatiga y descanso. La dopamina que no se reabsorbe aumenta su concentración, y eso es en parte la explicación a que nos volvamos adictos al café.

empleados toman café
Es habitual es uso del café a la mañana y en el trabajo para activar nuestro cerebro

La cafeína afecta los lóbulos frontales en el cerebro

El equipo del doctor Florian Koppelstaetter, de la Universidad Médica de Innsbruck en Austria, presentó un estudio sobre el tema. En este afirman que la cafeína activa los lóbulos frontales del cerebro. Esta zona regula procesos como la atención y la memoria a corto plazo.

Hay otros estudios en los que se señala que la cafeína en el cerebro también ayuda a que los recuerdos se fijen más fácilmente. Sin embargo, este efecto solo es relevante en quienes no consumen café con demasiada frecuencia.

La cafeína también aumenta la capacidad de concentración, especialmente cuando estamos fatigados. Aunque la información disponible señala que cuando se consume en exceso, reduce el rendimiento en todos los ámbitos y genera un estado de gran nerviosismo.

Otros efectos de la cafeína en el cuerpo

La cafeína también ayuda a que algunos medicamentos actúen más rápida y eficazmente, como es el caso del ibuprofeno, el paracetamol o la aspirina. De hecho, hay condiciones de salud en las que el café actúa como un analgésico suave, en particular en los dolores de cabeza por hipotensión.

El café también hace que se sienta menos apetito, aunque esta sensación no es durable ni relevante desde el punto de vista de un plan de descenso de peso. Hay algunos estudios según los cuales los bebedores habituales de café son menos propensos a morir de enfermedades cardíacas, cáncer y diabetes, entre otros.

La cafeína permanece mucho tiempo en nuestro cuerpo. Sus primeros efectos se sienten quince minutos después de ingerirla y persisten hasta cinco o seis horas después. Esa es la razón por la que un café en la tarde puede arruinar el descanso en la noche.

Archivo CA

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