En su informe de media gestión, el 10 de mayo, el presidente boliviano Luis Arce puso de referencia a Brasil y Argentina como dos países cercanos que están acordando con China comerciar en yuanes antes que en dólares, un camino que Bolivia seguiría porque la “tendencia en la región va a ser esa”.
A estas declaraciones, que despertaron dudas e inquietudes en el ámbito económico nacional, se sumó el anuncio del presidente de los empresarios del Departamento de Santa Cruz, Oscar Justiniano, quien aseguró que se estaría avanzando en la creación de un banco chino en Bolivia para impulsar el comercio exterior, en coordinación con el gobierno nacional.
Las declaraciones de Justiniano se produjeron tras una reunión que sostuvo con el embajador de China, Huang Yazhong.
“Eso conlleva un tiempo por los aspectos regulatorios y demás, pero esperamos seriamente de que se pueda concretar porque al final del día lo que se tiene que hacer es descomprimir la utilización de una moneda en particular teniendo la posibilidad tanto de pagar en el país de origen con su moneda propia, como en el otro país de destino recibirlo en su moneda. En nuestro caso, ambas monedas sí son estables”, explicó Justiniano a la red Bolivision el 11 de mayo.
Sin embargo, incorporar yuanes en la economía boliviana no responde solo a una tendencia y reconfiguración del sistema global como manifestó el presidente Arce sino también a una acción para evitar la fuga de dólares y hacer frente a la crisis cambiaria que padece el país.
Desde hace tres meses los problemas de escasez de dólares se han agudizado y los bolivianos han sufrido las consecuencias con restricciones en operaciones bancarias en la divisa estadounidense que hasta ahora no se ha normalizado.
Inicialmente el gobierno nacional minimizó la situación y posteriormente planteó atender la alta demanda desde el propio Banco Central de Bolivia a través de la venta directa, pero la demanda continúa. Existe una lista de espera para adquirir esta moneda y se ha formado un mercado paralelo de cambio.
A esto se suma el crecimiento de las importaciones de combustibles, que en 2022 llegaron a ser de 4.200 millones de dólares, el 2 % de las importaciones totales, mientras que las exportaciones de gas cayeron a 3.400 millones de dólares.
Antecedentes en la región
Los modos en que China busca promover la influencia del yuan en América Latina y deplazar el dólar estadounidense ha comenzado a atraer la atención de expertos después que en Argentina, el gobierno anunció el mes pasado que sus compras a China comenzarían a pagarse en yuanes en vez de dólares, para preservar sus debilitadas reservas internacionales.
También en Brasil, donde el yuan desbancó al euro como la segunda principal divisa de reservas extranjeras, el gobierno anunció un acuerdo para comerciar con China en las monedas de ambos países y evitar recurrir al dólar.
El caso de Bolivia
Mientras el presidente Arce sostiene que la economía boliviana es estable, analistas observan una crisis e incluso el quiebre del “modelo económico social y comunitario” que fue calificado como “exitoso” y uno de los mayores logros del gobierno de izquierda.
En este escenario, ¿qué cabida podrían tener los yuanes?
La senadora de oposición Cecilia Requena considera que el problema del gobierno nacional es una “negación estructural de la crisis en Bolivia” y por eso se asumen “medidas distractivas que no están encaminadas a solucionar la crisis”.
Para que una moneda pueda ser de uso para el intercambio mundial debe tener un grado de internacionalización muy grande, según explica el consultor financiero Jaime Dunn.
El 90 % de las transacciones se hacen en dólares, el 60 % del sistema Swift (que facilita el movimiento de capitales entre países) es en dólares y el yuan es menos de 2 %. El otro problema es la convertibilidad de la denominada cuenta capital que de China es extremadamente cerrada, eso significa que hay muchas restricciones y controles de cambio”.
Un yuan equivale actualmente a 0,14 dólares y a 0,98 bolivianos.
Fuente: VOA