El cáncer de ovario, un tumor maligno que se desarrolla en los ovarios, puede pasar desapercibido en sus etapas iniciales, lo que dificulta su detección temprana. Por lo general, se manifiesta con síntomas como distensión abdominal, sangrado ginecológico y acumulación de líquido en el abdomen. Lamentablemente, suele detectarse cuando ya se ha propagado a la pelvis y el abdomen, lo que complica su tratamiento y puede tener consecuencias mortales.

Aunque anteriormente se creía que el cáncer de ovario se limitaba a los ovarios, ahora se reconoce que también puede originarse en las células de las trompas de Falopio distales, según la Sociedad Americana del Cáncer.

Cada mayo se conmemora el Día Mundial del Cáncer de Ovario, promovido por grupos de defensa de esta enfermedad, con el objetivo de concienciar sobre la importancia de buscar atención médica a tiempo para evitar su progresión a formas avanzadas.

Los expertos en salud identifican varios factores de riesgo que pueden desencadenar este tipo de cáncer, como antecedentes familiares, edad de la primera menstruación, tratamientos de fertilidad, menopausia tardía y falta de ejercicio físico.

Es esencial someterse a controles ginecológicos al menos una vez al año para detectar posibles anomalías en los ovarios y recibir tratamiento médico de manera oportuna. El cáncer de ovario, que afecta a más de 250,000 mujeres en todo el mundo, se sitúa como el séptimo tipo de cáncer más común

Por: María Del Carmen Pérez