Hace unos años se crearon un tipo de zapatillas bastante diferente a lo conocido: se tratan de unos zuecos de caucho que se distinguieron por su comodidad y practicidad.
Con talles desde casi bebés hasta personas mayores, se vendieron más de 300 millones de pares en 90 países del mundo. Sin embargo, los podólogos no ven con tan buenos ojos el exceso de su uso.
«Por desgracia, no son adecuados para llevarlos puestos todo el día», señala la doctora Megan Leahy, una podóloga de Chicago que trabaja en el Instituto de Huesos y Articulaciones de Illinois, en Estados Unidos.
Aunque «proporcionan un buen apoyo para el puente del pie», según esta especialista no se debe abusar de este calzado porque «no asegura el talón de una forma apropiada.
Para Leahy, si el talón no está bien sujeto, tendemos a apretar los dedos, causando tendinitis o empeorando los problemas en las uñas, las deformidades en los dedos, los callos y las durezas.
«Las consecuencias pueden ser las mismas con cualquier chancla o zapato sin sujeción en el talón», agrega.
Por su parte, el doctor Alex Kor, presidente de la Academia Estadounidense de Medicina Podológica Deportiva, explica que a diario recibe consultas de pacientes que se quejan del dolor en el puente o en el talón del pie y es por llevar las sandalias.
«Son el prototipo perfecto de calzado con puente flexible, entonces es más probable que duelan los pies al doblarse por el área del puente», describe.
«Únicamente hay dos tipos de pacientes a los que les puede venir bien usar estos zuecos: a aquellos que tienen el puente muy marcado o a aquellos que sufran de edema en las piernas o en los tobillos», asegura el doctor, quien no recomienda llevarlos durante 8 o 10 horas «bajo ningún concepto».
«Está bien usar este tipo de zuecos para ir a la playa o a la piscina, pero no deberían utilizarse para hacer caminatas largas», coincide la doctora Leahy. «Me doy cuenta de que los niños, y también los adultos, tienden a viajar y a abusar de este calzado», concluye.