Para cuidar tu salud articular tienes que saber que el sistema que te permite el movimiento, el aparato locomotor, es muy complejo. Está formado por huesos, articulaciones y músculos, además de tendones y ligamentos. La función del aparato locomotor consiste en dotar de movimiento al cuerpo humano, y eso se consigue gracias a las articulaciones.
Cuando el cerebro da una orden de contracción a los músculos, de manera voluntaria o no, éstos tiran de los huesos. De esta forma se pone en marcha el mecanismo y el funcionamiento articular, originando el movimiento.
A diario se diagnostican muchas enfermedades inflamatorias que afectan a la salud articular de la población general. La prevalencia de estas enfermedades aumenta con la edad, siendo la artrosis y la osteoporosis los trastornos más frecuentes.
Síntomas y diagnóstico de las enfermedades articulares
El síntoma principal de las enfermedades que afectan a tu salud articular es el dolor articular, que en ocasiones se acompaña de inflamación y deformidad. En algunos casos hay limitación en el movimiento de las articulaciones afectadas, rigidez y pérdida de capacidad funcional.
El diagnóstico lo realiza el especialista en base a la clínica y, si es necesario, puede completarlo con pruebas como análisis de sangre, orina, radiografías y ecografías articulares. Hay enfermedades articulares que, con un adecuado diagnóstico y tratamiento, pueden controlarse completamente. Sin embargo, hay trastornos como la artrosis que son crónicos y de difícil control.
Factores de riesgo que predisponen al daño de tu salud articular
Existen factores que predisponen a padecer estas dolencias, y sobre los que es posible actuar. Sin embargo, hay otros sobre los que no tenemos injerencia.
Desde el punto de vista genético, las mujeres de mediana edad son más susceptibles que los varones para el padecimiento de estas dolencias. Sin embargo, no está claro si la relación es sólo genética, o también existe un componente hormonal.
La obesidad es uno de los factores que se pueden modificar. El sobrepeso es la causa del mal articular en algunos casos, y en otros es consecuencia. Por un lado, la obesidad origina sobrecarga en las articulaciones, pero también es consecuencia porque debido al dolor se hace difícil el movimiento.
El tipo de trabajo que se realiza puede ser causa de exceso de uso de algunas articulaciones. Los deportes de competición también se relacionan con distintas afecciones, según sea la disciplina que se practique.
¿Cómo puedes cuidar tu salud articular ?
La prevención de estas enfermedades pasa por seguir hábitos de vida saludable. De esta manera afectamos los factores de riesgo que son modificables. Te contamos algunos consejos:
1. Dieta
La dieta es fundamental. Una dieta con las cantidades adecuadas de calcio, junto con ejercicio suave, te puede ayudar a prevenir la osteoporosis y mejorar el movimiento.
2. Ejercicio
Además de la dieta, es importante evitar la vida sedentaria y realizar ejercicio. Así conseguirás aliviar el dolor, mejorar la movilidad articular, fortalecer la musculatura, estimular la formación de hueso nuevo y mejorar el sueño.
3.Hábitos posturales
Debes evitar los malos hábitos posturales, entre los que se incluyen los siguientes:
- Permanecer mucho tiempo de pie: bipedestación prolongada.
- Estar largo tiempo sentado o tumbado.
- No sentarse con la espalda recta y apoyada en un respaldo.
- Sillones y colchones que se hunden.
- No llevar los pesos repartidos de forma equilibrada.
- Doblar la columna cuando recoges objetos del suelo.
- Actividades que originen sobrecarga como caminar mucho tiempo por terrenos irregulares.
4.Calzado adecuado
Es aconsejable usar un calzado amplio y cómodo, e incluso con plantillas. No uses tacones; los zapatos de tacón alto favorecen cambios degenerativos articulares en el pie y la rodilla. No obstante, tampoco se recomienda el calzado totalmente plano.
¿Cómo aliviar los problemas articulares?
En ocasiones, para reducir el dolor y bajar la inflamación que ya se instaló en una articulación, necesitarás medicamentos, como analgésicos y antiinflamatorios. En algunos casos de mayor gravedad, según criterio médico, pueden ser de utilidad las infiltraciones con corticoides.
También se emplean aplicaciones de frío en las fases de inflamación aguda, o de calor cuando existe rigidez muscular. Estas técnicas no invasivas alivian el dolor y favorecen la movilidad.
