Japón da subsidios a trabajadoras sexuales por pandemia

Mika está preocupada. Como trabajadora sexual en Japón, solía ver a tres o cuatro clientes por día, luego la pandemia de coronavirus golpeó. Ahora, con la gente quedándose en casa y evitando el contacto cercano, ella no tiene clientes ni dinero.

Sin ahorros u otras fuentes de ingresos, Mika dice que vive de dinero prestado. Ha tratado de encontrar otros trabajos, pero nadie está contratando en medio de una crisis económica. A este ritmo, es posible que no pueda pagar el alquiler o cubrir las necesidades básicas, y mucho menos pagar la deuda que ha contraído recientemente.

“Me preocupa si tendré un lugar para vivir o si puedo encontrar un trabajo para obtener dinero para vivir”, dijo, usando un seudónimo para proteger su privacidad. “Me preocupa (mi salud), por supuesto, pero ahora me preocupo más por cómo sobrevivir”.

Las trabajadoras sexuales en todo Japón han sido duramente afectadas por cierres y restricciones debido a la pandemia. Todo el país se encuentra en estado de emergencia, con muchos negocios ordenados a cerrar sus puertas y se recomienda a las personas que no salgan.

Ahora hay al menos 10.797 casos en todo el país y 236 muertes, según la Universidad Johns Hopkins.

Para suavizar el golpe económico, el Gobierno central ha lanzado un paquete de estímulo masivo por valor de 108 billones de yenes japoneses (alrededor de 989.000 millones de dólares). Después de cierta controversia, las trabajadoras sexuales son elegibles para solicitar ayuda, bajo ciertas condiciones, una medida que algunos activistas han aclamado como una señal de progreso para una industria que ha sufrido un estigma social.

Pero para muchas trabajadoras sexuales, el paquete ofrece poca tranquilidad, y sus reglas de elegibilidad parecen opacas y restrictivas. Algunas no están seguras de cómo solicitar beneficios sin exponerse efectivamente.

“(El Gobierno) no ha dicho claramente que ayudará a todo el mundo”, dijo Mika. “Hay muchas personas que no pueden comer ni sobrevivir sin trabajar”.

La lucha por la inclusión

La prostitución, o el intercambio de relaciones sexuales por dinero, está criminalizada en Japón, pero otros tipos de trabajo sexual son legales. La industria del sexo en Japón genera aproximadamente 24.000 millones de dólares al año, según Havocscope, una organización de investigación del mercado negro global.

Mika trabaja en la industria de “salud a domicilio” legalmente permitida, un eufemismo para servicios de acompañantes que no llegan a tener relaciones sexuales. Otra forma popular de trabajo sexual legal es la “salud a la moda”, que ofrece servicios como sexo oral en salones de masajes.

Cuando el gobierno japonés comenzó a elaborar el paquete de ayuda, excluyó legalmente a aquellos en las industrias del entretenimiento y el sexo para adultos, lo que generó críticas de activistas y miembros de la oposición, que calificaron la exclusión de “discriminación laboral”.

Archivo CA

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