TLC de Costa Rica con China un espejo borroso para la región

Ubicado en el Parque Metropolitano de Sabana, en San José, el Estadio Nacional de Costa Rica es la infraestructura deportiva más relevante del país y una de las más modernas de Centroamérica. Tiene 34.122 metros cuadrados de recinto para practicar esgrima, atletismo, o ajedrez, pero el deporte estrella que llena sus 34.762 asientos es el fútbol.

“Este Estadio Nacional es el corazón de Costa Rica, palpitando al pulso de los sueños e ilusiones de un pueblo que merece la alegría del deporte”, reza la placa conmemorativa instalada en este coloso, un recordatorio del regalo de China a Costa Rica por el inicio del desarrollo de las relaciones bilaterales en 2007, lo que implicó la ruptura de las relaciones diplomáticas entre Taiwán y Costa Rica.

Inaugurado en enero de 2011, ya se cumplieron 10 años de la construcción de una infraestructura levantada plenamente con mano de obra china, como confirmaron a la Voz de América fuentes diplomáticas del Gobierno de Costa Rica. Hasta 800 trabajadores participaron en el levantamiento del coloso.

Como el estadio de San José, el Gobierno de Beijing ha levantado más de 80 réplicas alrededor del mundo, principalmente en África, Asia y Oceanía.

Son regalos “a la muestra de amistad”, según consta en un tuit en español del Ministerio de Relaciones Exteriores de China publicado el 26 de marzo de este año, a aquellos países que, dando la espalda a Taiwán, se desvinculan de la política exterior de Estados Unidos, creando lazos diplomáticos en primera instancia con China, y posteriormente estableciendo las reglas comerciales para la firma de un Tratado de Libre Comercio.

Costa Rica no fue la excepción. Coincidiendo con la inauguración del Estadio Nacional, el 1 de agosto de 2011 entraba en vigor, bajo el mandato de la presidenta Laura Chinchilla, el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Costa Rica y China, en un momento en el que China tenía pocas relaciones con los países de la región.

Un TLC no “exitoso”

Una década después, el balance no ha sido el esperado, según el actual Gobierno costarricense.

“Las relaciones con china no han sido lo exitosas comercialmente que hubiéramos querido”, dijo a la Voz de América el viceministro de Asuntos Multilaterales, Christian Guillermet, en el ejecutivo de Carlos Alvarado, presidente de Costa Rica bajo el Partido Acción Ciudadana (PAC), una afiliación política que se define principalmente socialdemócrata y progresista, durante una visita reciente a Washington DC.

Promesas incumplidas

Tirones de orejas aparte, con motivo del décimo aniversario de la implementación del TLC con China, los titulares de la prensa costarricense deslucían una fecha tan señalada: “TLC con Costa Rica y China cumple 10 años de ser la gran promesa incompleta”, titulaba el diario La Nación el 24 de junio de este año.

“El tratado de Libre Comercio (TLC) entre Costa Rica y China se mantiene hoy, a escasos días para completar 10 años de vigencia, como la gran promesa incompleta para las exportaciones de bienes, los servicios y la atracción de inversiones al país”, apuntaba el rotativo.

Y es que no solo la balanza no habría cumplido las expectativas del gobierno costarricense. Lo mismo habría sucedido con esperadas inversiones, como la construcción de zonas francas.

Para un país como Costa Rica, que exporta productos del sector primario, la construcción de estas zonas francas habría dado un empujón a las exportaciones.

La lista de inversiones chinas incumplidas, incompletas o con retrasos sería larga, siendo uno de los temas más controvertidos la ampliación de la carretera que une a la capital del país, San José, con la localidad costera de Limón, a manos de la Constructora China Harbour Engineering Company (CHEC), que inició en 2017 y se encuentra apenas en un 37% de avance, según reportó La Nación.

De acuerdo con Umaña, “suponíamos que la carretera iba a salir más barata construida con los chinos. Pero al final de cuentas, las empresas chinas son estatales, obtienen injerencia estatal. Los tiempos no son los mismos, las prácticas no son las mismas. Una cosa es tener negocios con empresas chinas, comerciales, de exportación e importación, y otra cosa es recibir inversión de China en sectores importantes. Las experiencias que yo conozco de inversión en China en América Latina y en particular en mi país, Costa Rica, han sido un desastre”.

China: objetivo Centroamérica

Más allá de Costa Rica, en la actualidad empresas chinas están enfrascadas en obras de infraestructura en Honduras, Nicaragua y Panamá, y existen planes de inversión en El Salvador y Guatemala. Aunque solo dos países de esta lista poseen relaciones diplomáticas con el gobierno de Beijing, Panamá, desde 2017, y el Salvador, desde 2018.

El interés de China por entablar vínculos con países relativamente pequeños tendría razones políticas y estratégicas, más allá de económicas, según expertos.

Diplomacia de los estadios “made in China” llega a El Salvador

Al Estadio Nacional de Costa Rica podrían quedarle los días contados como el más grande y moderno de Centroamérica y el Caribe. Pronto, otro estadio, construido también por un batallón de obreros chinos lucirá en la capital salvadoreña. En lenguaje diplomático, se trata de una inversión no reembolsable.

Aunque todavía no hay fecha para la posible firma de un TLC con China, el pasado 19 de mayo la Asamblea Legislativa de El Salvador ratificó un convenio con China para facilitar la ejecución de varios proyectos financiados por el gobierno de Xi Jinping.

Y mientras Bukele y el Salvador esperan su nuevo estadía construido con mano de obra china, ya hay una cita deportiva ineludible: el partido inaugural, que, como en el caso de Costa Rica, será contra la selección de China.

Fuente: VOA 

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