Los vecinos de Ucrania (que incluyen a Bulgaria, Hungría, Polonia, Eslovaquia y Rumania) dijeron que la llegada de cereales ucranianos baratos distorsionó los precios en los mercados locales. En algunos países, los agricultores protestaron y bloquearon carreteras para exigir que cesen las importaciones.
“Si las prohibiciones continúan, las pérdidas podrían alcanzar unos 600 millones de euros (US$ 644 millones) a finales de año”, dijo Denys Marchuk, vicepresidente del Consejo Agrario Panucraniano.
“Para nosotros, como país en guerra, como país que vende sus productos muy por debajo de los precios de mercado desde hace un año y medio, la posibilidad de perder perspectivas de exportación es muy problemática”, añadió.
Marchuk dijo que el embargo de otros países “le hace el juego al país agresor de Rusia”. Desde que se retiró del acuerdo sobre cereales del mar Negro en julio, Rusia fue capaz de “influir en el rumbo de los barcos en el mar Negro, no permitiendo que Ucrania exporte plenamente”.
“La prohibición en el mar Negro y la imposibilidad de realizar exportaciones completas por rutas terrestres provocarán un agravamiento de la crisis alimentaria, lo que será beneficioso para Rusia”, afirmó Marchuk.
Ucrania ya emprendió algunas acciones legales: Kyiv presentó una demanda el lunes contra Polonia, Hungría y Eslovaquia por su prohibición de las importaciones, dijo la ministra de Economía, Yuliia Svyrydenko.
Se produjo después de que la Unión Europea dijera el viernes que planeaba suspender la prohibición temporal de la exportación de trigo, maíz, colza y semillas de girasol de Ucrania a Bulgaria, Hungría, Polonia, Rumania y Eslovaquia.
La medida se implementó para contrarrestar el riesgo de que los agricultores de estos países se vean perjudicados por un cuello de botella de granos ucranianos baratos. Sin embargo, Polonia, Hungría y Eslovaquia dijeron que desafiarán la iniciativa.