Reaparece plaga erradicada hace 30 años: Así puede afectar a animales el gusano barrenador
Ante el estado de emergencia declarado, el personal del MAGA tiene la facultad para retener, retornar, sacrificar o destruir a los animales que puedan propagar la enfermedad.

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El MAGA declaró estado de emergencia en Guatemala por un brote del gusano barrenador, que afecta a animales de sangre caliente. Implementarán medidas como vigilancia epidemiológica, control en fronteras y bioseguridad, además de poder sacrificar animales en riesgo para evitar la propagación de la plaga.

El Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación de Guatemala declaró el estado de emergencia de sanidad animal a nivel nacional debido a la aparición del gusano barrenador del ganado

El primer caso fue detectado en una ternera de dos meses en Río Blanco, Los Amates, Izabal. Las autoridades sanitarias confirmaron que la enfermedad, causada por la mosca Cochliomyia hominivorax, es transmitida cuando este insecto deposita sus huevos en heridas abiertas de los animales, produciendo larvas que se alimentan de su tejido vivo.

Crista Polanco, directora de Sanidad Animal del MAGA, informó que se incrementarán los controles de movilización de animales dentro del territorio nacional como medida preventiva.

El acuerdo también otorga al personal del MAGA la facultad para retener, retornar, sacrificar o destruir a los animales que se consideren en riesgo de propagar la enfermedad. Asimismo, se creará una Comisión Específica encargada de coordinar las acciones del estado de emergencia, en colaboración con el sector público, privado y organismos internacionales.

Las autoridades han llamado a los productores, veterinarios y ganaderos a estar vigilantes ante la aparición de “gusaneras”, que son indicativos de la presencia del gusano barrenador, y a reportar cualquier caso sospechoso al MAGA.

Con esta serie de acciones, Guatemala busca contener la diseminación del gusano barrenador, una plaga erradicada en el país desde 1994, pero que ahora vuelve a representar un grave riesgo para la ganadería y la economía del país.

Por Andrea Palacios

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