El gobierno de Xi Jinping festejó ayer las cifras reveladas sobre la epidemia de coronavirus: los nuevos casos, 1886, confirmarían que se está desacelerando el contagio del virus que ya infectó a más de 70.000 personas y mató a por lo menos 2000, incluido el director de un hospital de la ciudad de Wuhan.
Sin embargo, todavía es necesario estar alerta, según el pedido de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la advertencia de un estudio chino que señala que la vuelta a las actividades normales en el país podría revertir la tendencia.
“Esta tendencia debe ser interpretada con mucha cautela. Las tendencias pueden cambiar a medida que nuevos grupos son afectados”, dijo el director de la OMS, Thedros Adhanom Ghebreyesus. “Es demasiado pronto para saber si esta disminución continuará. Todos los resultados siguen siendo posibles”, agregó.
El estudio del Centro para la Prevención y el Control de Enfermedades (CPCE) de China es útil, según Thedros, para comprender mejor el virus.
Respecto de la franja etaria de los afectados, el estudio dice que el riesgo de muerte aumenta con la edad y hay pocos niños afectados.
Además, el texto señala que el 80% de los casos son leves, el 14% desarrolla síntomas graves como neumonía y el 5% son casos críticos. Como se estimó desde los primeros estudios publicados en la revista científica The Lancet, la tasa de mortalidad es del 2,3%.
El número total de casos saltó la semana pasada luego de que las autoridades sanitarias chinas decidieran incluir los incidentes con diagnóstico clínico.
Médicos en peligro
Ayer, el doctor Liu Zhiming, el director del Hospital Wuchang de la ciudad china de Wuhan, se sumó a la lista de trabajadores médicos fallecidos a causa del coronavirus.
Según el anuncio de la Comisión Municipal de Salud de Wuhan, realizó “importantes contribuciones a la labor de control y lucha contra el virus” y su muerte generó efusivas muestras de dolor en internet.
Ya hay más de 1700 trabajadores médicos enfermos de Covid-19, de los cuales siete han muerto. El doctor Liu había trabajado incansablemente desde el epicentro del brote para lidiar con una cantidad de infectados que amenazaba con sobrepasar la capacidad del sistema sanitario.
En este contexto, Alemania realizó ayer un segundo envío de ayuda médica a China para ayudar al gigante asiático a combatir la epidemia. El ministro de Relaciones Exteriores, Heiko Maas, dijo que el gobierno alemán enviaría 8,7 toneladas de suministros por valor de 150.000 euros, incluidos equipos de protección y desinfectantes.
En otro orden, Rusia anunció ayer que prohibirá la entrada de ciudadanos chinos a su territorio a partir de mañana, una nueva medida drástica para intentar frenar la propagación del coronavirus.
“La entrada de ciudadanos chinos a través de las fronteras rusas queda suspendida a partir del 20 de febrero para los viajes de negocios, viajes privados, estudios y turismo”, indicó Tatiana Golikova, viceprimera ministra encargada de Salud.
La decisión fue tomada “a causa del agravamiento de la epidemia en China y el hecho de que los ciudadanos chinos continúan llegando a territorio ruso”, indicó Golikova.
China mantiene un estricto bloqueo sobre más de 60 millones de personas en la provincia de Hubei y otras naciones están tomando sus propias medidas, incluidas cuarentenas obligatorias de 14 días.
Europa tuvo una muerte por virus entre sus 47 casos confirmados: un turista chino de 80 años en París que inicialmente fue rechazado por dos hospitales franceses.